En nuestra cultura, tradicionalmente nos gusta prepararle fresco todo a nuestra familia. Sin embargo, no siempre se puede cuando tenemos tantas obligaciones y responsabilidades. Por eso surge el debate de si vale la pena esforzarse por cocinarle a nuestro bebé enteramente en casa o si acaso está bien darle una papilla comprada en el supermercado (que ya ha pasado por estándares de calidad).
Nutricionalmente hablando, preparar una papilla casera a tu bebé te ofrece la garantía de que sabes exactamente qué ingredientes se han utilizado y en qué proporción. Por otra parte, puedes economizar bastante dinero ya que con pocos vegetales puedes hacer muchas porciones que puedes congelar para más adelante.
La comida para bebés que se vende en el comercio es buena también (además de práctica), pero debes fijarte en que:
* No contenga azúcar ni edulcorantes
* Tenga un alto contenido calórico (significa que tiene más alimentos como materia prima y menos agua o rellenos)
* No contenga preservantes
* El contenido de sodio sea bajo.
* No contenga azúcar ni edulcorantes
* Tenga un alto contenido calórico (significa que tiene más alimentos como materia prima y menos agua o rellenos)
* No contenga preservantes
* El contenido de sodio sea bajo.
Y algo muy importante: sirve la comida en un plato aparte. Si le das la papilla directo del frasco y el bebé no se la termina, deberías botar a la basura lo que sobró por razones de higiene. En cambio si sirves un poco y guardas las sobras en el frasco en la refrigeradora, puedes volver a ofrecer lacompota o papilla al bebé al día siguiente. Eso sí, deshazte de cualquier sobra luego de 48 horas. Las bacterias no se ven pero empiezan a reproducirse rápidamente en los alimentos y pueden hacerle daño a tu bebé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario