¡Aquí viene el avión...! ¿Cuántas veces has tratado de distraer así a tu hijo para que abra la boca y reciba la cuchara llena de comida? Seguramente, demasiadas. A casi todos los padres les ha sucedido que tienen que ser muy creativos para que sus niños decidan comer. Especialmente cuando los niños son bebitos.
¿Por qué los niños son malos o mañosos para comer? La razón parece radicar en que comer puede parecerles una pérdida de tiempo. Es más divertido y gratificante para los bebés jugar que sentarse a comer. Y es allí cuando los padres recurrimos a canciones, chistes y juegos para simplemente alimentar a nuestros hijos.
¿Cuál es el error más común de los padres a la hora de alimentar al niño? Según los expertos, es transformar la hora de comida en una batalla. Evita la lucha por el poder cuando estás dándole de comer a tu bebé. Como una alternativa, puedes intentar dividir las comidas grandes en varias meriendas nutritivas a lo largo del día, ya que implicarán que el niño tendrá que estar menos tiempo sentado en su sillita de comer.
Otro consejo útil es dejar que los más chiquitos toquen su comida, se ensucien, sujeten la cucharita y experimenten con la comida. Mientras juega con su comida, dale de comer y vigila que no se atore ni asfixie. Si notas que hay ciertos alimentos que a tu niño no le gustan, reemplázalos por otros de la misma familia alimenticia. Si esto no resulta, "esconde" los vegetales o la proteína (carne o pollo, por ejemplo) en sopas o la salsa de tomate de los fideos o la pasta.
Conforme va creciendo tu bebé, no le tengas miedo a espesar las sopas o a incorporar comida cortada en trozos muy pequeños. Es importante que tu hijo mastique y no se acostumbre a sólo comer licuados. La mayoría de los niños pueden comer trozos pequeños de queso o pollo al año de edad, pero consulta siempre con el pediatra. ¡Buena suerte!
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