viernes, 15 de noviembre de 2013

Pesadillas y terrores nocturnos, como ayudarlos?


Muchos padres se aterrorizan cuando ven que su pequeño se despierta a media noche, ojos abiertos, gritando desconsoladamente en puro estado de pánico y parece desorientado. ¿Será una pesadilla, un terror nocturno… qué hago?

Antes de entrar a explorar qué son los terrores nocturnos y las pesadillas, es importante comprender cómo funciona el sueño. El sueño tanto de pequeños como adultos acontece en varias fases. Cada ciclo del sueño tiene una misión, ya sea descansar nuestro cuerpo o nuestra mente. Los sueños acontecen en una fase que llamamos REM (Movimientos Rápidos de Ojos – por sus siglas en Inglés). Si se fijan, en esta fase podemos ver cómo los ojos se mueven rápidamente de un lado para otro. Creemos que esta fase es la que más ayuda a consolidar los eventos que vivimos cada día y la que nos da más descanso psicológico.

Curiosamente, los estudios científicos nos han demostrado que los niños sueñan desde que están en el útero (2 o 3 meses antes de nacer) y se cree que hay más actividad de sueños durante la primera infancia que en la edad preescolar, adolescencia o edad adulta. Hacia los 3 años los niños sueñan una cantidad similar de tiempo que los adultos. Las pesadillas y terrores nocturnos son más comunes en la edad preescolar, entre los 3 y los 5 años, aunque hay casos donde se manifiestan antes.

¿Qué diferencias hay entre una pesadilla y un terror nocturno?
La mayoría de gente experimenta pesadillas, un mal sueño que nos despierta y nos hace pasar ansiedad o miedo. En general las pesadillas acostumbran a acontecer hacia el final del ciclo del sueño, casi al amanecer. Si tu hijo/a tiene una pesadilla, probablemente se despertará y no querrá volver a dormir o necesitará que lo calmes para poderse dormir de nuevo. Igualmente, podrá recordad parte de la pesadilla y de lo que aconteció.

Un terror nocturno se manifestará, normalmente, de manera más dramática. Es probable que tu hijo/a se siente en la cama, tenga sus ojos abiertos y chille/grite desconsoladamente en pánico. Los terrores nocturnos acostumbran a pasar al principio de la noche, después de dos o tres horas de haberse dormido. Si despiertas a tu hijo/a te costará mucho hacerlo, parecerán desorientado y no recordará haber tenido el terror nocturno.

Así como las pesadillas son algo que tenemos toda nuestra vida, la mayoría de niños acostumbra a parar de tener terrores nocturnos hacia los 10-12 años. Igualmente, la mayoría de gente tiene pesadillas más o menos frecuentes toda su vida, mientras que los terrores nocturnos se observan en un 5-10% de niños.

¿Por qué suceden los terrores nocturnos y las pesadillas?
Las pesadillas son una parte normal del ciclo del sueño y son la manera en que procesamos eventos que nos generan más ansiedad, trauma, etc. Es común que las pesadillas aumenten en tiempos de cambio, estrés o dificultad.

Los terrores nocturnos se cree que están relacionados con un sistema nervioso menos desarrollado en los niños. Además, un 80% de niños que sufre terrores nocturnos tiene algún familiar que también los sufrió o que sufrió de sonambulismo (caminar dormido). Además los terrores nocturnos son mucho más comunes cuando el niño está muy cansado o estresado, cuando está tomando una medicación nueva o durmiendo en un lugar que no le resulta familiar.

¿Qué podemos hacer?

Para ayudar a un niño/a con las pesadillas, es bueno mantener una rutina organizada para ir a dormir. Esta rutina ha de ser predecible (hacer siempre lo mismo) y ser propensa a la relajación. A muchos niños les ayuda dormir con un objeto favorito (una mantita/cobija) o muñeco, dejar la puerta abierta y tener una lucecita/lamparita de noche. Pero es importante recordar que las pesadillas son parte normal de desarrollo y no pueden evitarse completamente. Si el niño sufre pesadillas muy frecuentes, consulten con su pediatra o doctor.

Para ayudar con los terrores nocturnos es crucial mantener una rutina estable y relajante para ir a dormir. Reducir las situaciones estresantes o que generen ansiedad en la vida del niño/a. Cuando sucede un terror nocturno, es mejor no probar de despertarles. Simplemente háblale suave, dile que todo va a estar bien y vigila que no se haga daño. Pasado el episodio de terror nocturno, tu hijo/a continuará durmiendo normalmente. Si hay alguien más que cuide de tu hijo/a, cuéntale que es mejor no despertarle y simplemente ser una voz de calma para prevenir que se haga daño si se agita. Si los terrores nocturnos son frecuentes, puedes ver a qué hora más o menos ocurren. Cuando tengas este patrón, despierta al niño/a 15 minutos antes de qué normalmente suceda el terror nocturno y mantenlo despierto 5 minutos antes de ponerlo a dormir de nuevo. Esta técnica ha sido bastante eficaz reduciendo la aparición de terrores. Si tienes cualquier duda acerca de cómo implementar esta técnica habla con tu pediatra. Igualmente, habla con tu pediatra acerca de los terrores nocturnos de tu hijo/a para que pueda evaluar su frecuencia y si es necesario ver a un especialista o realizar otra intervención. Recuerda que la mayoría de niños que sufren terrores nocturnos dejan de tenerlos por su propia cuenta a medida que crecen.

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