sábado, 16 de noviembre de 2013

Su nombre será Mamá


Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo 
le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:

Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra
¿Pero cómo vivir tan pequeño e indefenso como soy?

Entre muchos ángeles escogí uno para ti que te está esperando 
y que te cuidará, le dice Dios.

Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír,...
Eso basta para ser feliz, Tu ángel te cantará te sonreirá
todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.

¿Y cómo entender lo que la gente me hable si no conozco el 
extraño idioma que hablan los hombres?

Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que
puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño
te enseñará a hablar.

¿Y qué hará cuando quiera hablar contigo?
Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar y podrás
hablarme.

He oído que en la tierra hay hombres malos. 
¿Quién me defenderá?
Tu ángel te defenderá a costa de su propia vida.
Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
Tu ángel te hablará siempre de Mí y te enseñará el camino
para que regreses a mi presencia aunque yo siempre estaré
a tu lado.

En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se
oían voces terrestres y el niño presuroso repetía con lágrimas 
en sus ojitos sollozando:

DIOS MÍO SI YA ME VOY DIME SU NOMBRE: 
¿COMO SE LLAMA MI ÁNGEL?
-SU NOMBRE NO IMPORTA, PERO TU LE DIRÁS.......
                                                                           

                                                                             Mamá

viernes, 15 de noviembre de 2013

Que tu hijo empieze a dormir solito en el cuarto


Muchos padres quieren que sus hijos duerman solitos en su cuarto pero esta tarea no es siempre fácil.El mundo de los chiquitos acudió a la ayuda de Sonia y su hija de tres años, Gabriela, que continuaba durmiendo con mamá en la cama. Un hábito de tres años va a llevar un tiempo en cambiarse. Les compartimos los consejos que ayudaron a Sonia con su hija.

Escojan un día tranquilo para comenzar y sean consistentes
Los primeros que tienen que estar preparados para el cambio son los padres. Escojan un tiempo que les sea conveniente para comenzar. No empiecen el proceso en medio de una época de mucho estrés o trabajo porque se sentirán doblemente abrumados.
Una vez decidan comenzar, no se tiren para atrás. Lo más importante al introducir cualquier cambio en la vida de un niño/a es la consistencia. Si ven que no somos consistentes, continuarán probando nuestroslímites para ver en qué punto cedemos. Así que ármense de paciencia y voluntad y ¡adelante!
Establezcan una rutina consistente de buenas noches – la clave del éxito
Las rutinas ayudan a los niños a sentirse seguros y a sentir que tienen cierto control sobre su mundo. Al hacer las cosas una y otra vez, pueden predecir lo que va a pasar. Por ejemplo, si siempre se lavan los dientes, ponen el pijama, leen una historia y se van a dormir, comprender el proceso les ayudará a predecir los acontecimientos de su entorno y a aceptarlos con más facilidad. Una rutina consistente de buenas noches es la clave del éxito para que tus hijos duerman solos.
La rutina puede incluir elementos relajantes, por ejemplo, un masaje es ideal para ayudar a los niños a prepararse para dormir. Igualmente, la música suave les ayudará a relajarse.
Preparen un libro con su rutina de ir a dormir
Tomen fotos, hagan dibujos y preparen un libro con la rutina de ir a dormir de sus hijos. Hagan que ellos participen en el proceso. Cuéntenles que van a hacer un libro acerca de la hora de ir a dormir, pídanles que escojan un título para el libro, que les cuenten qué hacen cada día antes de ir a dormir, etc. En cada página del libro pongan un solo paso. Por ejemplo, me lavo los dientes, me pongo el pijama, etc. Los libros ilustrados son más vistosos para los niños. Si pueden hacerlo con fotos reales de sus hijos, aún tendrán más éxito. Pero si no tienen fotos o dibujos, también pueden hacer un collage recortando fotos de revistas. El libro debe incluir todos los pasos de la rutina de ir a dormir usual del niño, incluyendo el final que nos gustaría conseguir (dormir solita/o en su cuarto).
Empieza a leerle el libro una semana antes de iniciar el cambio de dormir en su cuarto. A medida que lean el libro, tu hijo/a irá comprendiendo los pasos y los acontecimientos que van a suceder. Cuando decidan empezar el cambio de dormir en su cuarto o en un colchón en el suelo, continúen leyendo el libro cada noche para reforzar los cambios.
Pongan un colchón al lado de la cama o pasen directamente al cuarto del niño
Algunos niños y padres prefieren hacer la transición gradual, poniendo un colchón en el suelo del cuarto de los papás y pasando de dormir allí a dormir al cuarto. Otras familias prefieren pasar directamente al cuarto del niño y promover dormir en su cama. Esta decisión es individual de cada familia. Ármense de paciencia. La primera noche, es probable que el niño/a se pase a la cama del adulto. Acompañen al niño/a de vuelta a su cama, tantas veces como sea necesario. Si ceden a dejarle dormir en su cama de nuevo, aprenderán que si insisten lo suficiente, al final les dejan dormir con mamá y/o papá.
Asegúrense que el cuarto del niño/a es un lugar acogedor 
Hagan que sus hijos participen en la decoración de su cuarto y especialmente de su cama. Déjenles escoger sus sábanas, mantas y donde quieren poner ciertas cosas del cuarto. A muchos niños les ayuda dormir con una lamparita especial para dormir (que hace una luz suave) calmando sus miedos de la oscuridad. Pueden poner una foto de mamá y/o papá al lado de la camita del niño/a para que la pueda ver cuando les encuentre en falta. También pueden darle una prenda de ropa de mamá/papá con su olor para que la agarren al dormir. Otra opción es grabar a mamá o papá cantando canciones y ponérselas en una grabadora para que le acompañen mientras duermen. Lo importante es hacerles sentir seguros en su cuarto y que aprendan que mamá y/o papá están cerquita si necesitan cualquier tipo de ayuda.
Sigan estos consejos y poco a poco verán resultados. Les deseamos mucha suerte y dulces sueños para toda la familia.

Pesadillas y terrores nocturnos, como ayudarlos?


Muchos padres se aterrorizan cuando ven que su pequeño se despierta a media noche, ojos abiertos, gritando desconsoladamente en puro estado de pánico y parece desorientado. ¿Será una pesadilla, un terror nocturno… qué hago?

Antes de entrar a explorar qué son los terrores nocturnos y las pesadillas, es importante comprender cómo funciona el sueño. El sueño tanto de pequeños como adultos acontece en varias fases. Cada ciclo del sueño tiene una misión, ya sea descansar nuestro cuerpo o nuestra mente. Los sueños acontecen en una fase que llamamos REM (Movimientos Rápidos de Ojos – por sus siglas en Inglés). Si se fijan, en esta fase podemos ver cómo los ojos se mueven rápidamente de un lado para otro. Creemos que esta fase es la que más ayuda a consolidar los eventos que vivimos cada día y la que nos da más descanso psicológico.

Curiosamente, los estudios científicos nos han demostrado que los niños sueñan desde que están en el útero (2 o 3 meses antes de nacer) y se cree que hay más actividad de sueños durante la primera infancia que en la edad preescolar, adolescencia o edad adulta. Hacia los 3 años los niños sueñan una cantidad similar de tiempo que los adultos. Las pesadillas y terrores nocturnos son más comunes en la edad preescolar, entre los 3 y los 5 años, aunque hay casos donde se manifiestan antes.

¿Qué diferencias hay entre una pesadilla y un terror nocturno?
La mayoría de gente experimenta pesadillas, un mal sueño que nos despierta y nos hace pasar ansiedad o miedo. En general las pesadillas acostumbran a acontecer hacia el final del ciclo del sueño, casi al amanecer. Si tu hijo/a tiene una pesadilla, probablemente se despertará y no querrá volver a dormir o necesitará que lo calmes para poderse dormir de nuevo. Igualmente, podrá recordad parte de la pesadilla y de lo que aconteció.

Un terror nocturno se manifestará, normalmente, de manera más dramática. Es probable que tu hijo/a se siente en la cama, tenga sus ojos abiertos y chille/grite desconsoladamente en pánico. Los terrores nocturnos acostumbran a pasar al principio de la noche, después de dos o tres horas de haberse dormido. Si despiertas a tu hijo/a te costará mucho hacerlo, parecerán desorientado y no recordará haber tenido el terror nocturno.

Así como las pesadillas son algo que tenemos toda nuestra vida, la mayoría de niños acostumbra a parar de tener terrores nocturnos hacia los 10-12 años. Igualmente, la mayoría de gente tiene pesadillas más o menos frecuentes toda su vida, mientras que los terrores nocturnos se observan en un 5-10% de niños.

¿Por qué suceden los terrores nocturnos y las pesadillas?
Las pesadillas son una parte normal del ciclo del sueño y son la manera en que procesamos eventos que nos generan más ansiedad, trauma, etc. Es común que las pesadillas aumenten en tiempos de cambio, estrés o dificultad.

Los terrores nocturnos se cree que están relacionados con un sistema nervioso menos desarrollado en los niños. Además, un 80% de niños que sufre terrores nocturnos tiene algún familiar que también los sufrió o que sufrió de sonambulismo (caminar dormido). Además los terrores nocturnos son mucho más comunes cuando el niño está muy cansado o estresado, cuando está tomando una medicación nueva o durmiendo en un lugar que no le resulta familiar.

¿Qué podemos hacer?

Para ayudar a un niño/a con las pesadillas, es bueno mantener una rutina organizada para ir a dormir. Esta rutina ha de ser predecible (hacer siempre lo mismo) y ser propensa a la relajación. A muchos niños les ayuda dormir con un objeto favorito (una mantita/cobija) o muñeco, dejar la puerta abierta y tener una lucecita/lamparita de noche. Pero es importante recordar que las pesadillas son parte normal de desarrollo y no pueden evitarse completamente. Si el niño sufre pesadillas muy frecuentes, consulten con su pediatra o doctor.

Para ayudar con los terrores nocturnos es crucial mantener una rutina estable y relajante para ir a dormir. Reducir las situaciones estresantes o que generen ansiedad en la vida del niño/a. Cuando sucede un terror nocturno, es mejor no probar de despertarles. Simplemente háblale suave, dile que todo va a estar bien y vigila que no se haga daño. Pasado el episodio de terror nocturno, tu hijo/a continuará durmiendo normalmente. Si hay alguien más que cuide de tu hijo/a, cuéntale que es mejor no despertarle y simplemente ser una voz de calma para prevenir que se haga daño si se agita. Si los terrores nocturnos son frecuentes, puedes ver a qué hora más o menos ocurren. Cuando tengas este patrón, despierta al niño/a 15 minutos antes de qué normalmente suceda el terror nocturno y mantenlo despierto 5 minutos antes de ponerlo a dormir de nuevo. Esta técnica ha sido bastante eficaz reduciendo la aparición de terrores. Si tienes cualquier duda acerca de cómo implementar esta técnica habla con tu pediatra. Igualmente, habla con tu pediatra acerca de los terrores nocturnos de tu hijo/a para que pueda evaluar su frecuencia y si es necesario ver a un especialista o realizar otra intervención. Recuerda que la mayoría de niños que sufren terrores nocturnos dejan de tenerlos por su propia cuenta a medida que crecen.

Preparacion para ir al baño.




Con el inicio del año escolar en muchos países, algunos padres se han encontrado con la sorpresa que sus hijos no podían empezar el preescolar si sus hijos no habían dejado el pañal. ¿Qué hacemos? ¿Cuánto va a tardar nuestro hijo/a? El tiempo que se tarda en dejar el pañal varía enormemente de niño a niño y no se puede dar una estimación concreta. Además, es importante realizar el proceso de una manera relajada para no crearles ansiedad innecesaria a los pequeños que puede atrasar todavía más el proceso. También es importante recordar que no es un proceso de todo o nada… es decir durante el entrenamiento para usar el baño, muchos niños tienen accidentes de día o de noche y sólo con el tiempo y la práctica consiguen el control absoluto.

Si los padres están considerando un programa educativo, es esencial que se informen acerca de los requisitos para poder entrar en el programa y si estos incluyen la necesidad de haber dejado los pañales. Si este es el caso, empiecen meses antes a entrenar a los niños para poder realizar el proceso a su paso. También pueden preguntar si hay la posibilidad de una extensión en la fecha de entrada si el niño/a no ha logrado el uso del baño. Busquen alternativas de antemano, como guarderías o jardines de infancia que sí aceptan el uso de pañales y que están dispuestos a apoyarles durante el proceso.

Encuentren consejos detallados para preparar conseguir dejar los pañales sin estrés en nuestro artículoEntrenamiento para ir al baño y no se pierdan los consejos de los expertos acerca de este tema.
Además, les ofrecemos ideas de diferentes libros que pueden leer con sus hijos mientras les preparan para este proceso. Leer estas historias una y otra vez, ayudarán a sus hijos a entender el proceso, a verlo como una parte normal de su vida y a querer ponerlo en práctica. Pueden dejarle leer estos libros e historias mientras se sienta en el baño o bacina (aún con los pantalones y pañales puestos). Con el tiempo, la práctica, nuestros consejos y la ayuda de estos libros, los pañales se convertirán en ¡algo del pasado!

Autismo, testimonio de una madre.

Recuerdo perfectamente ese día frío de invierno, en donde supe que esperaba otro bebé, otro nene o nena para agrandar nuestra familia, ¡Un compañero de juegos para mi hijo Martín que ya tenía 8 meses!
Era raro, empezar todo de nuevo, una panza con un bebé chiquitito. Qué lío, pensé...pero que ganas de tenerte.
Tengo que decir que no empezó de la mejor manera, la primera ecografía no tenía un bebé sino sólo el saquito y tuvimos que esperar dos eternas semanas para saber si mi bebé estaba bien. Pasado el tiempo, en la siguiente ecografía, nuestro garbanzo estaba ahí agarrado y latiendo con fuerza.
Un embarazo hermoso, placentero, me tocó en un tiempo donde la madurez y experiencias habían ayudado a entender mejor los cambios en mi cuerpo y a lo que me tenía que preparar.
A las 29 semanas de gestación, lamentablemente tuve que guardar reposo hasta las 36 semanas, cuando finalmente nació mi adorado hijo Tiago. ¿Qué decirles? Era precioso, un nene sano y muy amado.
No fue un parto grato, pero es otro tema. Sólo decirles que no nos trataron bien y el gordo venía mirando hacia el cielo, lo que hizo el parto más duro y doloroso.
Volvimos a casa siendo 4 y todo transcurrió sin problemas, sólo algunos celos y adaptaciones que llevaron su tiempo, pero lo normal en una familia que creció tan deprisa.
Cuando Tiago tenía dos meses, noté que no nos miraba o no seguía mi dedo o los juguetes que le ponía delante. Llegué a pensar que tenía algún problema en la vista, que era ciego o algo así.
Pero a los 3 meses empezó a fijar su mirada y a reír, así que asumí que era un poco más lento que los demás bebés, quizás porque era un bebé demasiado tranquilo.
Tiago dormía de maravillas, tomaba pecho sin problemas, a los 6 meses comenzó sus primeras papillas, las cuales devoraba. Sinceramente, era una maravilla de bebé, casi nunca lloraba y era feliz.
Se sentó solo pero con dificultad alrededor de sus 8 meses, si la memoria no me falla, porque he de decirles que por ese pensamiento que yo tenia de “Tiago es tranquilo”, no le di mucha importancia a que se retrasara.
Caminó a los 14 meses, y recuerdo que repetía a modo de bebito claro, algunas pocas palabras como atún, mamá, agua.
Sus primeros meses a partir del primer año de vida transcurrieron sin contratiempos, él seguía siendo un bebé encantador y sumamente tranquilo, a veces demasiado. No lo presioné mucho con el tema del habla, y él no tenia intenciones de aprender.
A sus 18 meses, nació su hermanita y a partir de ahí, noté que se iba apagando, como una vela, como una flor que se marchita. Ya no reía, ya no intentaba jugar, ya no estaba ahí. Físicamente era mi hijo, pero su esencia...ya se había ido.
Confiada, supuse que tenía celos y que como era tan tranquilo su manera de demostrarlo era la evasión.
Conforme pasaba el tiempo, a sus 2 años tenía conductas que, muy a mi pesar, eran notorias y no se asimilaban a las de los demás nenes. Giraba, continuamente y sin caerse, sin detenerse y a modo compulsivo. No miraba, no sostenía su mirada con los ojos del padre o míos. Si lo llamabas, no escuchaba, no registraba que alguien estuviera ahí. Era lo mismo para él si estábamos o no, si salíamos o no. Sus juegos no eran juegos comunes, más bien disfrutaba del balanceo de su cuerpo o de mecer algún juguete o de llevar constantemente en la mano algún palito o autito, pero no les daba el uso adecuado. Lo poco que hablaba, bah, esas palabritas a media lengua que había aprendido, ya no las decía.
A sus 2 años y 4 meses, ya no esperamos más, no teníamos más ganas de saber si eran celos o si el era demasiado tranquilo, algo no andaba bien y teníamos que saber qué era.
Lo llevamos al FLENI www.fleni.org.ar (Fundación para la lucha de las enfermedades neurológicas de la infancia) en mi país, Argentina, donde le realizaron una batería de estudios y tests. Físicamente se sometió a encefalogramas y estudio del sueño, análisis de sangre metabólicos y genéticos, y otros tantos más.
En enero de este año, con casi 3 años de edad, supimos que nuestro hijito padecía de AUTISMO severo a moderado.
¿Qué es el autismo? ¿Por qué nuestro hijo? Me puse a estudiar y a averiguar sobre el tema.
Según muchas páginas webs y libros, se resumiría en lo siguiente:
El autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada 1,000 niños; a la fecha las causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le reconoce como un trastorno del desarrollo.
Salvo contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y se manifiesta en los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad. Los primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los ojos, pareciese que fuese sordo, tiene obsesión por los objetos o muestra total desinterés en las relaciones sociales con los demás. En algunas ocasiones puede llegar a confundirse con esquizofrenia infantil.
Existen múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo, así como otros que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación de metales. A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo, no se puede precisar el origen mismo del síndrome.
Una definición sencilla podría ser:
“El autismo es un síndrome que afecta la comunicación y las relaciones sociales y afectivas del individuo”.
Pero no importa cuantas cosas leamos sobre el mismo, si son las vacunas, si hay que darles dieta, algunos dicen que medicarlos....
No.
El autismo es una forma de ser, de ser especial. Siguen siendo nuestros hijos, nuestros tesoros, no importa si no hablan, ellos se comunican. No importa si sientes que no te quieren, ellos aman pero a su modo. Nosotros como padres tenemos que aprender a entender su idioma y aceptarlos.
¿Son especiales? Sí, pero todos nuestros hijos lo son, no por ser autistas, sólo por ser nuestros hijos.
Les envío ánimo a todos los papás con hijos autistas o con trastornos del desarrollo a que compartamos este camino tan especial junto a nuestras familias, con amor y contención.
Muchos autistas salen adelante, se les ayuda a ellos y a sus familias a poder tener una armonía gracias a las terapias cognitivas conductuales realizadas por expertos en el área  del lenguaje y comunicación.
Yo, a mi hijo autista lo amo...y lo amo porque me eligió como mamá y al hacerlo, no pudo hacerme más feliz.
Un saludo de una mamá que ama a su hijo tal y como es.

Chuparse el dedo, consejos para dejar que lo haga.


Muchas mamás me han escrito en respuesta a la pregunta de una lectora con una bebé de 14 meses que se chupaba el dedo. Las mamás que me escribieron tenían hijos mayores y querían más consejos acerca de cómo eliminar este hábito. En respuesta, quiero ofrecerles algunos consejos más.
Tanto la Academia Estadounidense de Pediatría como la Asociación Americana de Dentistas nos dan consejos similares para niños que se chupan el dedo. Primero, reconocer que chupar es un reflejo normal y parte del desarrollo de los niños chiquitos y que la mayoría de niños dejan el hábito por su propia cuenta sin necesidad de intervención hacia los 2-3 años. Igualmente, los dentistas especializados nos cuentan que hasta los 4 años, cuando la formación de las encías está más desarrollada, no es un problema. Pero si que podemos empezar a enseñar alternativas al chupete antes para evitar que el hábito se desarrolle más.
Si tu hijo/a ha llegado a los 4 años y continúa chupándose el dedo, hay ciertas cosas que puedes probar. Una de las más importantes es NO regañarles, castigarles o estarles encima constantemente acerca de chuparse el dedo. Se ha comprobado que cuanta más presión les ponemos, más difícil les es dejar el hábito. Esto es algo muy importante porque los padres, al preocuparse, aumentan la tendencia a ir detrás de los hijos para que dejen de chuparse el dedo y esta presión acostumbra a aumentar el hábito.
Elogiar para reforzar lo positivo
En vez de centrarnos en el hábito de chupar el dedo, es importante focalizarnos en todos los momentos en que NO se chupan el dedo y elogiarlos por su comportamiento. La atención positiva hacia los momentos en que no se chupan el dedo va a ser más efectiva que toda la atención negativa centrada en chupárselo. Además con niños de esta edad preescolar, podemos usar estrategias como recompensas simples para ayudar a dejar el hábito de chuparse el dedo.
Por ejemplo, podemos crear una tabla de pegatinas/ calcomanías donde el niño/a recibe una pegatina por cada mañana o tarde que pase sin chuparse el dedo. Cuando haya conseguido un número determinado de pegatinas (o stickers), puede escoger una recompensa mayor. Recuerden, las mejores recompensas son las sociales, las que involucran hacer algo divertido con mamá o papá y no las que requieren un gasto económico. Una buena recompensa es cocinar algo juntos, jugar a su juego favorito, ir a un lugar favorito como el parque, etc.
Para algunos niños funciona el cubrir el dedo con un vendaje o guante. Esto nunca debe hacerse como castigo sino simplemente como recordatorio. No hagan esta estrategia si su hijo/a no está de acuerdo. Se ha observado que taparles el dedo contra su voluntad no les ayudará a solucionar el problema. También pueden consultar con su doctor o dentista para que les recete un líquido para ponerle en el dedo. Esto SOLO debe hacerse bajo consulta médica.
Qué hacer si el niño se chupa el dedo por estrés
Observen en qué momentos su hijo/a es más propenso a chuparse el dedo. Aunque cada vez más vemos que chuparse el dedo puede ser un simple hábito, también es común que los niños se chupen el dedo como respuesta a una situación que les genera estrés. Si tu pequeño/a se chupa el dedo en respuesta a algo que le intimida, le da miedo o le genera ansiedad, busca de darles alternativas positivas. Ayúdale a relajarse con música suave, juegos sensoriales como soplar burbujas, jugar con macilla o plastilina, respirar hondo llenando la barriga de aire y soplando suavemente, abrazando a un muñeco de peluche favorito, etc.
Finalmente, es importante que consulten con su pediatra o un dentista especializado en niños para que chequeen los dientes y encías de tu hijo/a y decidan si necesitan algún otro tipo de intervención.

Limites y la palabra "NO"


¿Cuántas veces quisiéramos decir que sí a todo sólo para mantener la calma? Pero los buenos padres a veces tenemos que ser los “malos de la película" y hacer que se respeten las reglas.  Y aunque no es fácil para ningún padre ver a su hijo triste o haciendo un berrinche, es necesario que existan límites y consecuencias por su propio bienestar y buen desarrollo.
Todo niño necesita límites
Los expertos dicen que desde pequeños, es importante que nuestros hijos sepan qué está permitido para ellos y qué es prohibido. De esta manera es cómo los niños pequeños empiezan a desarrollar el control sobre sí mismos.
De hecho, los expertos afirman que los niños necesitan tener límites establecidos ya que les hace sentir que su alrededor es más predecible y por consecuencia, se sienten más seguros.  Criar a un hijo no sólo implica tener una buena relación con él sino que también hacerle saber qué es lo que se espera de su comportamiento. 
Y ¿cuáles son las mejores maneras de enseñarles a tus hijos sobre los límites?
Es muy importante que una vez que digas “no” a algo, no cambies de opinión.  Eso sí, piensa muy bien antes de dar una respuesta para que te puedas mantener firme. También, asegúrate de cumplir con tus promesas. Haz que tu niño sepa que cada vez que haya un comportamiento que no es aceptable, habrá una consecuencia. Asimismo, si exhibe buen comportamiento elógialo para que se dé cuenta de que notas eso también.
La palabra clave : "no"– Los niños piden muchas cosas y, como padres, algunos sentimos que todo lo que decimos es “no” o al contrario, sólo para evitar problemas decimos que sí más de lo debido.  Pero, ¿sabías que, de acuerdo a los expertos, decirle “no” a tu hijo puede ser muy beneficioso para él ? Esta pequeña palabra les enseña lecciones muy valiosas sobre la vida que no se aprenden en la escuela :
  • Cómo comportarse al sentir decepción
  • Cómo argumentar o negociar sus puntos de vista
  • A poner prioridades
  • A diferenciar entre las responsabilidades y el tiempo libre

18 - 24 meses, como es su desarrollo?

¡Tu hijo(a) puede hacer tantas cosas con su cuerpo y con sus manos! Le verás sacándose la ropa (las medias, los gorros), haciendo garabatos, pasando las páginas de los libros y hasta comiendo con una cuchara. Continuará caminando, corriendo, arrastrando juguetes y hasta quizás le verás dar pasitos hacia atrás. Pueden jugar con una pelota y pasársela de uno a otro y verás como empieza a convertirse en futbolista, ¡chutando el balón! Bailen y escuchen música juntos, así desarrollará no solo sus habilidades de movimiento sino también su ritmo y lenguaje cuando cante al son del compás.
Presta atención y escucharás sus primeras frases… de dos o hasta tres palabras. Nombra los objetos en los libros cuando lean juntos y le verás señalarlos con el dedo y si le pides que haga una acción simple, como traer una muñeca, te sorprenderá con su habilidad de comprensión. ¡Cuidado con lo que dices! Tu pequeño(a) se está convirtiendo en un experto de repetir todo lo que escucha. Y no solo le verás repetir lo que dices sino que también imitará lo que haces, como te peinas, limpias, hablas por teléfono…
Vas a ver como tú pequeña(o) disfruta cada vez más de jugar con otros niños y vas a empezar a ver cómo entiende sus sentimientos… quizás se pondrá seria cuando vea a un amiguito llorar o reirá con pasión cuando su amiguito ríe. Pero su tiempo con amigos también traerá desafíos para compartir juguetes, tomar turnos, todas tareas que son muy difíciles en esta edad y que van a llevarle un tiempo para aprender.
“Yo, Yo” Nos acercamos a los temidos dos… y con ellos llega un incesante deseo de independencia. Tu pequeño querrá hacer las cosas por su cuenta y empezará a demostrar oposición y desafíos en su comportamiento. Puede que veas sus primeras rabietas/ berrinches/ perretas. Los berrinches son una parte normal del desarrollo infantil y marcan el deseo de independencia de tu pequeño. Mantén límites claros para su comportamiento y mantén la calma mientras estén sucediendo. Cuando hayan pasado, puedes ofrecerles el lenguaje y estrategias positivas para expresar como se siente.
Sus habilidades intelectuales también se han desarrollado muchísimo. Le verás resolviendo rompecabezas simples e intentando comprender como funcionan objetos mecánicos: ¿qué pasa cuando tocamos un botón, bajamos una palanca…? Dale oportunidades de jugar con juguetes que le ofrezcan un reto pero asegúrate que es un reto que puede conseguir… si el juguete es muy fácil se aburrirá pero si es muy difícil, se frustrará.
Prepárate para celebrar su segundo cumpleaños y para otro maravilloso año en la vida de tu hijo(a).
Recuerda que todos los niños son diferentes y tienen un ritmo de desarrollo distinto. Si te preocupa el desarrollo de tu hija, consulta con tu pediatra. En especial consulta con tu pediatra si tu niño de 18 meses no está caminando todavía, o si a los dos años no pone dos palabras juntas o sigue instrucciones simples.

Enseñale a tus hijos a ser agradecidos


Alrededor del día de Acción de Gracias y las fiestas Navideñas y de fin de año, muchas familias planean actividades para dar gracias por todas las cosas positivas en sus vidas y muchos padres nos planteamos ¿cómo les enseñamos gratitud a nuestros hijos? Pero para enseñar a los niños a ser agradecidos y apreciar a su familia y su entorno, hemos de transformar el proceso de dar gracias en un acto diario. Los niños pequeños aprenden mayoritariamente del ejemplo de su entorno, lo que ven que hacen sus papas y cuidadores. Así que el primer paso en enseñarles gratitud a nuestros hijos pequeños es modelar para ellos nuestras propias acciones de dar gracias. Padres agradecidos y considerados criarán a hijos agradecidos y considerados.
Para los niños menores de dos años el concepto de dar gracias es todavía muy abstracto. Si bien los niños chiquitos entienden que pueden hacer cosas para hacer felices a sus papás y a las personas de su entorno y que éstos a su vez pueden hacer cosas para hacerles felices a ellos, dar las gracias por estas acciones es algo que todavía no están listos para hacer por su nivel de desarrollo. Hacia los 2-3 años los niños pueden empezar a comprender qué significa dar las gracias pero generalmente es por cosas concretas, como algo material (gracias por un regalito, por un juguete…) o por una persona (gracias a mamá a papá…) No es hasta más o menos los 4-5 años que el desarrollo moral les ayuda a entender conceptos más complejos de gratitud como dar las gracias por las acciones de alguien.
Teniendo el desarrollo de tu hijo en mente, te ofrecemos unos consejitos generales que pueden ayudarte a promover la gratitud en tus hijos:
  • Den gracias todo el año: la consistencia al ser agradecidos durante todo el año ayudará a desarrollar esta habilidad en tus hijos.
  • Den gracias por cosas no materiales: es la mejor manera de enseñarles a tus hijos que no sólo agradecemos las “cosas” sino sobre todo las acciones de las personas.
  • Den gracias por las cositas pequeñas: los detalles son una parte muy importante de desarrollar un sentimiento de gratitud y para enseñar a apreciarlos es necesario valorarlos en el día a día.
  • Cuando reciban regalos, ayúdalos a dar las gracias y a apreciarlos. Si recibe muchos regalos a la vez (como en una fiesta de cumpleaños) prueben de no abrirlos todos de golpe, sino de a poquito con tiempo para jugar y apreciar cada uno.
  • Hagan que sus pequeños participen en el proceso de escribir tarjetas de agradecimiento (tanto por cosas materiales que han recibido como por actos bonitos – asistir a su fiesta, invitarle a una cita de juego…) Los niños bien chiquitos pueden participar en hacer tarjetas de agradecimiento, haciendo un garabato, dibujito y si ya saben escribir pueden poner sus iniciales, su nombre o hasta un mensaje.
  • Con niños más mayores, hablen frecuentemente de las cosas por las que están agradecidos. Pueden crear un ritual haciendo una rueda de agradecimientos a la hora de cenar cada semana o incluirlo en la rutina de ir a dormir.
  • Dales responsabilidades a tus hijos (de acuerdo con su edad) como recoger jsus uguetes o ayudarte a poner la mesa. Agradéceles sus acciones y modela así gratitud por los actos de participación en el día a día de la familia.
  • Involucra a tu familia (especialmente a los niños más mayores) en alguna actividad donde ayuden a personas más desafortunadas. Hay muchas acciones que pueden hacerse, ayudar a familias que no tienen casa, comida, que tienen algún familiar enfermo. Aprovechen estas oportunidades para enseñarles la importancia de ayudar a los demás y de agradecer las cosas positivas que todos tenemos en nuestras vidas.
Recuerda, el mejor maestro para enseñar gratitud eres tú. Así que no te olvides de modelar gratitud y generosidad – tus hijos y tu familia lo agradecerán… Además los estudios demuestran que las personas que muestran gratitud hacia su entorno ¡son más felices

Como establecer limites.


Establecer límites es parte de enseñar a tus hijos. No pienses en los límites como una manera de regañarles sino como una manera de prevenir el mal comportamiento y de guiar a tus hijos acerca de lo que es y lo que no es apropiado. Es por eso que hablamos de establecer límites con amor y cariño, para ayudar a tus hijos a distinguir qué comportamientos son aceptables y los que no. Te ofrecemos 10 consejos básicos para establecer límites eficaces:
  1. Establece límites adecuados a la edad de tu hijo/a. Por ejemplo, a un niño de dos años le podemos pedir que nos ayude a recoger sus juguetes pero es demasiado pedirle que arregle todo su cuarto, mientras que un niño de 8 años es capaz de arreglar su cuarto solo.
  2. Piensa en las habilidades que tiene tu hijo y lo que es capaz de hacer antes de pedirle algo que no pueda cumplir. No es sólo su edad lo que cuenta sino también su nivel de desarrollo y lo que puede y no puede hacer. Aunque el hijo de tu vecina sea capaz de hacer algo, no quiere decir que tu hijo de la misma edad pueda hacer lo mismo.
  3. Usa frases simples y claras para establecer límites. No le des más de una orden por frase. Las órdenes múltiples confunden a los niños y hacen que sean menos eficaces completando lo que les pedimos.
  4. Define las reglas de manera positiva. En vez de decirle lo qué no puede hacer, prueba de darle reglas que le digan lo que sí puede hacer. Por ejemplo, en vez de decirle “no tiramos la pelota en casa,” puedes decirle “en casa rodamos la pelota por el suelo.”Es más fácil para los niños seguir una orden de lo que sí pueden hacer.
  5. Actúa con autoridad y seguridad. No hace falta gritar ni perder el control (esto te hará perder efectividad) pero sí dar una imagen de confianza de que este límite es importante y que tu eres quien está al mando.
  6. ¡¡¡Se consistente!!! Esta es una de las partes más importantes de establecer límites. Si tus hijos perciben que el límite sólo se establece a veces, no van a cumplirlo porque no lo verán como una regla sino como una opción. La consistencia es esencial para que tus límites sean efectivos. Si decimos que durante la comida nos sentamos en la mesa, hemos de asegurarnos que este límite está siempre presente y que no les dejamos comer mirando la televisión o comer en su cuarto.
  7. Ten un plan y alerta a tus hijos acerca de qué va a pasar si no cumplen con los límites que estableces. Es importante que estés lista para darles consecuencias si no cumplen con el límite. Sin consecuencias, el límite va a perder validez. Prueba de establecer consecuencias naturales a los límites que estableces.
  8. Dentro de los límites que estableces, dales opciones para poder escoger. Cuando les damos opciones, los niños sienten que tienen algo de control en las decisiones que se toman en su entorno y es más probable que cumplan con el límite.
  9. Respeta sus sentimientos y hazle saber que le comprendes. Los límites pueden generar mucha frustración en tus hijos. A nadie le gusta que le digan que no puede hacer algo. Ten paciencia y se firme pero con cariño y comprensión.
  10. Crea reglas del hogar con tus hijos. Hazles partícipes de la creación de límites y reglas. Cuando son ellos mismos los que han creado las reglas, les será mucho más fácil cumplirlas.

Ayudando a los niños a combatir sus miedos.


Los miedos son una parte normal del desarrollo y son esenciales para los seres humanos. Sin miedo, no nos apartaríamos del fuego, de los precipicios o de alguien con una pistola. En general, los seres humanos tenemos miedo a lo desconocido y potencialmente peligroso. A medida que nos hacemos mayores, esto disminuye pero si pensamos en todas las cosas que pueden ser desconocidas y peligrosas para un niño(a) en edad preescolar empezaremos a entender porque pueden tener tantos miedos. Algunos miedos comunes son el miedo a la oscuridad, a animales, a los payasos o personajes disfrazados, a estar solos, etc. Además durante los años preescolares, los niños tienen una imaginación muy activa y continúan teniendo dificultad separando lo real de lo imaginario, aumentando así las posibles fuentes de miedos. 

Demuéstrale que le entiendes 
Para ayudar a nuestros pequeños a combatir sus miedos, hemos de demostrarles que les entendemos. En vez de desmentir sus miedos y decirles que no son nada, probemos de ponernos en su piel y demostrémosles que comprendemos cómo se sienten; "veo que estás muy asustado cuando cerramos la luz, sé que puede asustar mucho verlo todo a oscuras." 

Ayúdale a explorar sus miedos 
Evita negar sus miedos ("esto no es nada"), y prueba de comprenderlos. Podemos hacerles preguntas para ver qué es exactamente lo que les asusta y qué tienen en su cabecita; "¿Qué pasa cuando cierro la luz?" "¿Qué es lo que más te asusta de estar a oscuras?" "¿Dónde crees que hay monstruos?" Aunque las historias que nos cuente sean muy fantásticas, probemos de no minimizarlas o ridiculizarle sino simplemente escucharle atentamente. 

Usa tus poderes 
Igual que la imaginación les sirve para darles poderes mágicos a los objetos de su entorno, los preescolares también atribuyen poderes mágicos a sus padres. Aprovecha tus poderes para darle mucho apoyo, seguridad y comprensión. Dile que tú siempre estás ahí para protegerle y que no vas a dejar que le pase nada. Los niños de esta edad creen que los poderes de sus padres pueden protegerles contra muchísimas cosas. Poder hablar contigo de sus miedos abiertamente, va a ser en sí una gran ayuda. 

Pensar juntos cómo combatir los miedos 
Pensar juntos en cosas que podéis hacer para aliviar sus miedos. Ya sea mirar debajo de las camas antes de ir a dormir, dejar una lucecita abierta o dormir con un osito u otro objeto querido. Dale el poder de decidir y pensar en soluciones para su miedo. También puedes proporcionarle explicaciones simples para ayudar a calmar sus miedos. Estas explicaciones pueden decirle cosas concretas que hacer cuando se enfrente al miedo. Por ejemplo, "los payasos son señores que van pintados y no quieren hacerle daño a los niños. Cuando veamos uno, si tienes miedo, dame la mano y yo te cuidaré y me aseguraré que no nos acercamos a él." 

Facilítale estrategias para combatir miedos del pasado 
Cuando los miedos se basan en una experiencia pasada que ha sido real, no le mientas para calmarle. Por ejemplo, si tiene miedo de los médicos porque de pequeño tuvo que estar mucho tiempo en el doctor o el hospital, no le mientas diciéndole que no le van a hacer daño. Es mejor darle estrategias para sobrellevar el miedo. Asegúrale que siempre estarás con él/ ella, déjale llevarse un muñeco u objeto que le calme, háblale de lo que va a pasar y dale mucho, mucho cariño y apoyo. 

Ayúdale a afrontar los miedos de manera progresiva 
Puedes ayudarle a afrontar algunos miedos de manera progresiva. Por ejemplo, si tu pequeña(o) tiene miedo del tren y sus ruidos, puedes empezar leyendo libros acerca de trenes y cómo funcionan, jugar con trenes y otros vehículos, podéis ver un tren en televisión, hacer un dibujo de un tren, jugar a hacer ver que vais en tren y solo si se siente lista(o) aventuraros a ir al tren juntas(os) – quizás con tapones en las orejas al principio hasta que se sienta más cómoda con sus ruidos. ¡Nunca le fuerces a enfrentarse a un miedo! Esto podría provocarle una reacción todavía peor. Sólo da pequeños pasos si ves que tu pequeña(o) los tolera. Jugar a hacer ver (juego de fantasía) que combate sus miedos es una manera ideal de practicar las habilidades que necesita para hacerles frente. 

Protégele de la fuente de los miedos 
Intenta proteger a tu niño de cosas que engendran miedo, como películas en la televisión, el noticiero/ las noticias, imágenes en el periódico, etc. Los adultos estamos tan acostumbrados a estas imágenes que a menudo nos olvidamos del fuerte impacto que pueden tener en los más pequeños (¡y también en nosotros!)

Usa libros y materiales educativos 
Existen libros infantiles que hablan acerca de los sentimientos y otros específicamente que hablan de cómo combatir los miedos. Puedes usar estas lecturas para ayudarle. Consulta con tu biblioteca pública o tu librería. 

Acepta los altos y bajos 
Cuando logre conquistar un miedo, celébralo por todo lo alto. Habla de lo mucho que ha trabajado para combatir su miedo y del gran logro que esto supone. Pero dile también que no pasa nada si tiene una recaída y que no dude en contártelo si es así. 

No dudes en buscar ayuda adicional 
Si crees que los miedos de tu pequeño(a) están interfiriendo con su vida diaria y su habilidad de disfrutar de las cosas, si le duran mucho tiempo o se hacen más intensos con el tiempo e influyen con su vida social (su habilidad de hacer amigos, ir a la escuela), es buena idea que hables con un profesional – su pediatra, un psicólogo o consejero – quien puede ayudaros a combatir los miedos para que tu pequeño(a) disfrute de una vida llena de gozos. 

Desarrollo emocional en la edad preescolar


¿Qué es normal en el desarrollo emocional de los niños preescolares? Aquí tienes algunas pistas sobre lo que siente tu niño entre los 3 y 5 años.
¿Qué me está pasando?
Probablemente habrás notado los vaivenes emocionales de tu preescolar durante este periodo. Están empezando a sentir emociones que no habían sentido antes y algunas de ellas son complejas, como loscelos, la culpabilidad, la vergüenza, etc. Manejar estas emociones es un trabajo muy difícil hasta para nosotros adultos, así que ¡imagínate para un preescolar! Nuestros pequeños a menudo se encuentran abrumados por las fuertes emociones que sienten y sus cambios emocionales pueden ser muy rápidos. A lo mejor están riendo en un momento y cinco minutos después están llorando desconsolados. Necesitan nuestra ayuda para comprender lo que les pasa y encontrar maneras apropiadas de expresarse.
La importancia de observar su comportamiento
Una manera de ayudarles es observar su comportamiento y ver si hay algún patrón que nos indique cuáles son los momentos difíciles para nuestros niños(as) . Por ejemplo, a menudo les es difícil hacer la transición para hacer la siesta, o se enojan cuando están jugando con amigos y tienen que compartir, o cuando les pedimos que se vistan por la mañana. Si vemos un patrón de comportamiento, podemos anticipar que estos momentos van a ser conflictivos y ofrecerles opciones para manejar sus emociones.
Alternativas positivas
Ofrecerles alternativas positivas para expresar sus sentimientos en estos momentos va a ser una estrategia muy útil pero como todo aprendizaje, va a llevar un tiempo. No pierdas la paciencia y sé consistente ofreciéndole alternativas. Por ejemplo, si cada vez que tiene que compartir un juguete se pone a llorar o se vuelve agresivo(a), podemos darle las palabras para expresar que está jugando con ese juguete y no está listo para compartirlo todavía. O si cuando se enoja tira juguetes o se tira al suelo para hacer una pataleta o berrinche, podemos ofrecerle ideas más constructivas como hacer un dibujo furioso, dar un golpe a un cojín o usar sus palabras para decirnos que "estoy muy enojado(a)" .
Demostrar comprensión
Una parte importante de manejar sus sentimientos va a ser entenderlos. Hemos de ayudarles a comprender lo que están sintiendo y para eso es muy importante que les demostremos que les entendemos y que sentimos lo que les está pasando, en fin, que tenemos empatía hacia ellos. Por ejemplo, si se está quejando porque no quiere vestirse, podemos decirle "entiendo que no quieres ponerte los pantalones y quieres continuar jugando, pero hemos de salir" o cuando papá o mamá salen a trabajar podemos decir "veo que tienes lágrimas en tus ojos, entiendo que estás triste porque no vas a ver a mamá o papá." Validar sus sentimientos les hará sentirse comprendidos y a partir de allí, podemos ofrecerles alternativas para que puedan manejar sus sentimientos en el momento.
Anticipar
Una de las mejores estrategias va a ser planear de antemano. Si sabemos que la hora de dormir es un momento difícil, podemos hacer un plan y facilitarle la transición, dándole avisos, ofreciéndole una actividad de transición como leer una historia, cantarle una canción, darles pequeñas elecciones que les den sensación de control (por ejemplo escoger su pijama) y algo que les haga sentirse seguros (como una lamparita de noche) Si podemos planear alrededor de los momentos difíciles, minimizaremos sus reacciones emocionales extremas.
Hablar y jugar con sentimientos
Piensa también en actividades que puedan hacer juntos que le ayuden a aprender acerca de diferentes emociones. Por ejemplo, pueden leer libros que hablen sobre diferentes emociones, hacer fotos o dibujos de caras con diferentes sentimientos, escribir una historia juntos donde el personaje descubra como se siente en cada momento o jugar al juego de las emociones donde alguien hace una cara y el otro tiene que adivinar qué emoción es. Recuérdale a preescolar que todos tenemos emociones y que lo que ella (él) siente es algo normal.
Nosotros somos siempre los mejores modelos para nuestros hijos, si les demostramos con nuestras acciones como manejar nuestros sentimientos en la manera en que queremos que ellos los manejen, les ayudaremos a aprender estrategias positivas para sobrellevar todas esas emociones que están experimentando.