El otro día estuve hablando con mi amiga Mª José sobre el llanto en los bebés adoptados y me comentó una cosa que me dio que pensar.
Me explicó que los niños que son adoptados con un añito o más y que han estado desde recién nacidos en un orfanato no suelen llorar. Son capaces de darse un golpe tremendo o de tener 39º de fiebre y no se quejan. Los padres, al principio, tienen que estar muy pendientes de ellos: examinarlos detenidamente tras una caída, por si encuentran una contusión importante, ponerles la mano en la frente de tanto en tanto, observarles los ojos a menudo, por si los notan tristones, vigilarles el sueño... Para todo el mundo son niños que se portan muy bien, pero para los padres es bastante inquietante: tu hijo puede tener algún problema grave en cualquier momento que no te va a comunicar.
¿Por qué actúan así? Porque, al contrario que los niños criados en familia, que usan el llanto para alertar de que les ocurre algo, ellos han aprendido en su caso que eso no les sirve para nada. En un orfanato, no siempre hay personal suficiente para atender las llamadas de todos los niños. Si un niño llora y no acude nadie, y si esto ocurre una y otra vez, al final él deja de usar este procedimiento para reclamar la atención de su cuidador.
Uno de los hijos de mi amiga, al principio de estar con ellos, tosía por las noches de forma violenta. En el orfanato, una tos así sí que podía ser señal de peligro, así que él había encontrado la forma de que acudieran rápidamente a su lado: en vez de llorar, fingía toser como si se ahogara. Sus papás también corrían despavoridos hacia su cama cuando lo hacía. Pero el pequeño aprendió pronto que cuando lloraba también acudían, así que dejó de fingir la tos al cabo de unas semanas. Su hermanito también empezó por esa época a llorar cuando se caía o cuando le dolía la tripa. Es decir, que los niños "reaprenden" bastante rápido la respuesta instintiva, aunque la hayan perdido.
Dándole después vueltas a todo esto, pensé que el famoso "método Estivill" no es más que un entrenamiento para que los bebés se comporten como los niños criados en orfanatos. Y que lo que hacen los papás adoptivos acudiendo sistemáticamente al llanto de sus hijos es justo lo contrario: "des-estivillizarlos", enseñándoles así a recuperar su comportamiento natural...
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