sábado, 18 de enero de 2014

Celos en los niños.


 El tratar de eliminar los celos por completo es como tratar de evitar que el niño pesque jamás un resfrío común. Algo que no se puede hacer. Los celos forman parte indivisible de la vida.
Todos hemos sentido sus tormentos, y sabemos que los celos desembocan en sentimientos y conductas que causan angustia. Nuestra experiencia personal y la negativa de nuestra cultura a aceptar los sentimientos negativos en general nos llevan a enseñar a los niños que los celos son una equivocación. Sin embargo, ellos siguen alentando el sentimiento a pesar de nuestros mejores sermones, y aun cuando en el proceso se sientan culpables y menos valiosos. Raras son las personas que ven en los celos la máscara que realmente son. 

LO QUE DICEN LOS CELOS

¿Qué tiene que tener otra persona para que sintamos celos de ella ? ¿Más habilidad, más atractivo, más confianza en sí misma ? ¿Más prestigio, status o dinero ? EN realidad lo que produce este sentimiento es inmaterial : el hecho es que
LOS CELOS SE PRODUCEN CUANDO NOS SENTIMOS EN DESVENTAJA
Para quien se siente seguro en lo más alto de los terrenos de la vida que le interesan, los celos no existen. Esta emoción enmascara la convicción de que somos desafortunados. Es la angustia, que grita : 'Me siento amenazado, engañado, inseguro o excluido'. También puede significar : 'Temo compartirte por miedo de que no regreses conmigo', y hasta 'No me agrado a mí mismo'.
Intenso y generalizado o suave y parcial, el sentimiento de los celos significa que uno se siente por debajo de lo que le resulta cómodo. EL QUE LA DESVENTAJA SEA REAL O IMAGINARIA NO IMPORTA. Los celos son siempre reales para la persona que los siente. 

POR QUÉ SIENTEN LOS NIÑOS

La naturaleza misma de la vida familiar presenta desventajas intrínsecas para los hermanos. Todo niño anhela el amor y la atención exclusivos de sus padres ; quiere ser amado al máximo. Este anhelo hace inevitables los celos en familia.
Basta imaginar la vida en una sociedad que permita la poligamia para apreciar la situación en que se encuentra los niños. En esas sociedades, las rivalidades entre esposas presentan un verdadero problema. Para alcanzar la posición de favorita, las mujeres recurren a toda clase de maniobras. Imaginemos ser una mujer que viva en esa cultura. ¿Acaso no nos gustaría ocupar la posición número uno, o por lo menos tener de vez en cuando pruebas de que todavía ocupamos un lugar elevado en el afecto de nuestro esposo ? ¿No buscaríamos la oportunidad de aguijonear a nuestras rivales y crear problemas ? Lo más probable es que anheláramos deshacernos de ellas, que serían como espinas en nuestras vidas.
Los niños se encuentran precisamente en esa posición. Robertito ve cómo su madre emplea largas horas en cubrir las necesidades de su hermano recién nacido, y los celos comienzan a morderlo. La enrulada Juanita ve como su madre arregla todas las noches el pelo de su hermana, y le gustaría tener una excusa para recibir la misma atención. Sara nota cómo su hermana realiza sus tareas escolares en un santiamén, mientras que para ella, cada renglón es una batalla.
Todo niño vive en cierta medida a la sombra de otro niño de la familia, y se siente en desventaja respecto del otro en algún típico. Ni el hijo único está libre de este sentimiento. Este se siente celoso de otros chicos, y acaso desearía tener hermanos y hermanas. Tal vez envidie la atención que sus padres se dispensan el uno al otro.
Los celos son cosa tan normal, que el hecho de que los hermanos sean siempre comprensivos y considerados entre sí puede querer decir que no sienten la seguridad necesaria para expresar sus verdaderas sentimientos. En el extremo opuesto, cuando los celos componen el tema principal de la vida de un niño, éste se encuentra en dificultades. Cualquiera de las dos situaciones -la falta completa de celos y la presencia constante de los mismos- significa que el niño necesita ayuda.
La meta ha de consistir no en eliminar por completo su presencia, sino en reducir el número de las situaciones que los causan, y en trabajar CON el sentimiento cuando éste se presente. 
VENTAJAS DE LA RIVALIDAD
Tal vez parezca que las rivalidades entre niños no produjeran beneficios. Sin embargo, los hermanos ayudan al niño a enfrentar una de las realidades de la vida : uno no puede recibir atención exclusiva, ni gozar de todas las ventajas. Es esta una lección difícil, especialmente para el niño pequeño, que tiene que aprender que el amor no es como los pasteles : el amor compartido no tiene por qué significar MENOS amor.
Los hermanos ayudan al niño a dar y tomar dentro del círculo familiar. Le brindan experiencias invalorables en cuanto a compartir y comprometerse, lecciones cuya mayor parte debe el hijo único aprender fuera del hogar. /Y cuando las rivalidades se manejan constructivamente, el chico aprende que las fuerzas de los demás nada quitan a su propio valor como persona.
Las rivalidades familiares normales amenguan la egocentricidad infantil, y desarrollan fuerzas y recursos internos. Por incómodas que sean, brindan experiencia en el trato con los demás. 

REDUCCIÓN DE LOS CELOS

Como en el caso de la ira, es prudente reducir la cantidad de ocasiones en que el niño se siente en desventaja. En término primero y principal, cuando se ayuda la chico a elevar su autoestima, se aminora su convicción de ser desafortunado. La confianza en sí mismo es un baluarte contra el sentimiento de estar por debajo de todos los demás. EL niño convencido de su propio valor se siente menos amenazado por las ventajas de los demás. Y puede tolerar el tener que compartir el afecto de sus padres, porque sabe que posee un sólido lugar en los corazones de éstos.
El jovencito que se supone inepto y poco valioso se siente dominado por los celos la mayor parte del tiempo. Sin fe en sí mismo, se siente defraudado a cada instante. Tiene que arrebatar lo que pueda, y buscar oportunidades para disminuir a los demás. No puede darse el lujo de compartir el tiempo y la atención de sus mayores.
Todo niño se lleva mejor con los demás -incluso sus hermanos- cuando gusta de sí mismo y está en paz consigo mismo.
LOS NIÑOS QUE SE AUTORRESPETAN SON CELOSOS MENOS A MENUDO.

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