martes, 28 de enero de 2014

Historia de 2 bebes en el vientre.


En el vientre de una mujer embarazada estaban dos criaturas conversando cuando una le preguntó a la otra: 

- ¿Crees en la vida después del nacimiento?

La respuesta fue inmediata:

- Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos mas tarde.

- Bobadas, no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa vida?

- Yo no sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca.

- Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta. Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida – el cordón umbilical es muy corto.

- En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí.

- Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad.

- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros.

-¿Mamá? ¿Tú crees en la mamá? ¿Y dónde supuestamente ella estaría?

- ¿Dónde? En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría.

- Yo no creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que comprueba que mamá no existe.

- Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo. ¿Sabes que? Pienso, entonces, que la vida real solo nos espera y que, ahora, apenas estamos preparándonos para ella...

domingo, 26 de enero de 2014

Historia de niño superdotado.


Jordi Núñez, es un niño que desde muy temprana edad su madre empezó a percatar que no tenía los mismos intereses e inquietudes que la mayoría de niños de su edad. “cuando estaba en la guardería no quería jugar como todos sino que quería aprender a leer para poder entender los cuentos” afirmó su madre.

No obstante, y según declaraciones de Betsy, la madre de Jordi, fue una situación difícil poder diagnosticar que lo que le pasaba a su hijo no era un caso normal, “no contamos con informaciones certeras sobre la superdotación, ni en la guardería pudieron orientarnos en cuanto al caso de nuestro hijo” destacó la madre.

Sin embargo, sus padres optaron por llevarlo a un psicólogo, donde realizaron las pruebas pertinentes y pudieron diagnosticar que el coeficiente intelectual de Jordi no era como en de la media poblacional, sino que era más alto. La especialista les recomendó a los preocupados padres que era importante una buena educación para que éste tipo de niños pueda desarrollar al máximo todo su potencial.

Los padres investigaron cuál podría ser la mejor salida para darle una educación de calidad al pequeño, sin embargo se sintieron frustrados por el hecho de que en el país no encontraron el apoyo para que su menor hijo recibiera la educación necesaria, es decir, que ni en los colegios públicos ni en los privados existían clases especiales para atender a las necesidades de este tipo de infantes.

Betsy y Alejandro, los padres de Jordi no se pudieron permitir darle la educación que el pequeño necesitaba, ya que las instituciones privadas que prestan este tipo de servicios son internacionales, en Inglaterra e Italia, y manifestaron que para ellos era “impagable”.

De igual forma, a Jordi lo adelantaron dos años de cursos de colegio y sigue siendo motivo de sorpresa para sus maestros por su brillante intelecto. En la actualidad sigue tocando la trompeta, aprendió a hacerlo cuando tenía 3 años de edad, fue una medida recomendada a los padres por la psicóloga que atendió su caso para evitar la apatía, la indiferencia y además aportarle al niño unos hábitos, aseguraron los padres. 

Carta de una madre anciana a su hija.


Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme mi querida hija...

Si cuando hablo contigo, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste”, solamente escúchame por favor...

Y recuerda los tiempos en que tú eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida...

Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña...

Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada...

Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente... vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida...

El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor mi querida hija, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme...

Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar... y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante... Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mi es estar contigo y que me escuches...

Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos...

Y si algún día te digo que no quiero vivir más, que estoy lista para morir... por favor no te molestes ni te enojes, porque un día mi querida hija me entenderás... Mientras, solo te pido que me trates de entender, que a mi edad se alcanza un punto donde no se vive más, solamente se existe...

Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor...

Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré...

Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija...

Tu mamá.

Mamá salva la vida de su hijo.

En un día caluroso de verano en el sur de la Florida un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiro en el agua y nadaba feliz. No se daba cuenta de que un cocodrilo se le acercaba Su mama desde la casa miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. 
Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo mas fuerte que podía. 
Oyéndole, el niño se alarmo y miro nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. 
Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era mas fuerte, pero la mamá era mucho mas apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuro hacia el lugar con una pistola y mato al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. 
Cuando salió del trauma, un periodista le pregunto al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus pies. 
El niño levantó la colcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y señalando hacia, las cicatrices en sus brazos le dijo: "Pero las que usted debe ver son estas". Eran las marcas de las uñas de su mama que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvo la vida" 
Nosotros también tenemos las cicatrices de un pasado doloroso. 
Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal. 
Recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios, te ha agarrado demasiado fuerte para que no caigas.

sábado, 25 de enero de 2014

Madre que da la vida por su hija


  • Cuando Bárbara Castro García estaba embarazada de cuatro meses le detectaron un tumor maligno en la lengua, pero el tratamiento ponía en riesgo la vida de su bebé.
  • La joven periodista prefirió poner en riesgo su propia vida y alcanzó a compartir cerca de un año y medio con su hija, hasta que falleció.

  • "Presentía que íbamos a sufrir mucho, que sería muy duro y probablemente muy largo, pero también te garantizaba que, por muy duro que fuese, más tarde yo me iba a encargar de que fueras la persona más feliz del mundo, que todo esfuerzo merecería la pena, que disfrutaríamos de nuestra hija y que nos teníamos que preparar para un tiempo indefinido y horrible. ¡Ganaremos, vida mía, ganaremos! Hoy nos queda lo más difícil: buscarle sentido a todo esto que nos ha pasado", escribió su marido, Ignacio Cabezas, en una emotiva carta que se leyó durante el funeral de Bárbara.
    Tras 11 años de noviazgo, Bárbara e Ignacio decidieron casarse en 2009. Rápidamente la pareja acordó que estaban listos para tener su primer hijo y al poco tiempo la noticia del embarazo de Bárbara alegró a toda la familia. En 2010, Bárbara comenzó a quejarse de un dolor en la lengua que le adjudicaba a una llaga. El 15 de julio de 2010 los médicos le dieron la peor noticia: tenía un tumor cancerígeno en la lengua.
    Los médicos le explicaron que el tratamiento para combatir el tumor iba a poner en riesgo la vida de su hija, por lo que la joven periodista decidió rechazarlo. Le practicaron una pequeña intervención quirúrgica, pero todos eran conscientes de que era insuficiente para acabar con la enfermedad. En los meses que siguieron hasta el nacimiento de la pequeña, Bárbara padeció dolores insoportables, pero su sufrimiento sirvió para que la pequeña Bárbara (decidieron ponerle el nombre de su madre) naciera en perfecto estado ennoviembre de 2010
    Inmediatamente, Bárbara volvió al médico para iniciar el tratamiento contra el cáncer, pero le advirtieron que su cuadro se había agravado y sería difícil que sane. Fue operada, y le extirparon buena parte de la lengua y la mandíbula. Desde entonces, se alimentó por una sonda, pero esos sacrificios le permitieron estar junto a su hija y verla crecer durante los primeros meses de vida. 
    Bárbara era oriunda de Córdoba y en 2005 se licenció en periodismo. Ese mismo año comenzó a trabajar en la delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Córdoba. En diálogo con Teinteresa.esRaquel, una de las compañeras de Bárbara, visiblemente conmovida contó el dolor que había provocado el fallecimiento de esta joven, a la que calificó como "una excelente profesional y una gran persona".

    "Todo ha sido por amor"

    "Hoy he decidido contar a los demás lo que han sido estos dos años para los dos. Lo que te ha costado llegar hasta aquí. Lo que has luchado por tener a nuestra hija. Lo que has sufrido… y todo ha sido por AMORAmor a tu hijaamor a tu familiaamor hacia  y también amor a Dios", comienza la emotiva carta que Ignacio le escribió a su esposa tras su fallecimiento.
    En el texto el joven arquitecto recuerda que hace 2 años "el Señor nos puso una prueba de amor". "Frenó en seco nuestra vida y rápido te pusiste en marcha. Desde la Fe, luchaste por tu hija que ya sentías con fuerza en tu vientre, aguantabas dolores que nunca imaginabas que existieran y te resististe a que nadie, nada más que Dios, eligiera el día de su nacimiento. Así fue. Yo no pude más que acompañarte, ayudarte y quererte cada día más para que fueras fuerte", recordó Ignacio.
    En el párrafo siguiente detaca que el esfuerzo valió la pena. "¡Lo conseguiste!, nuestro bebé estaba ya en nuestros brazos. Aquel 1 de noviembre de 2010 fue un paréntesis de felicidad en estos dos años, se nos olvidó tanto sufrimiento arrastrado, tanto dolor. En Barbarita veíamos el fruto de nuestro Amor, ¡por eso ha salido tan guapa! Y es que nos queríamos tanto, tanto. En este momento, me estoy acordando de cuando tu madre nos decía alguna vez durante este tiempo: 'Tenéis una suerte increíble de haberos encontrado y haber sentido lo que sentís el uno por el otro. Os queréis de una forma muy muy especial, muchísima gente fallece de viejo y no ha sentido el amor por y con el otro como vosotros. ¡Da gusto veros!, tenéis que dar gracias a Dios por haberos conocido'", explica.
    "Rápidamente el mazazo de la realidad volvió a golpear nuestras cabezas, se había propuesto la guerra de nuestra vida. Un demonio venía a por ti, a por mí, a por nuestro hogar, a por nuestra familia. Tú le miraste con mucho miedo, pero inmediatamente nos pusimos todos a una a ayudarte. ¡Teníamos que ganar como sea! Te acuerdas cuando te decía: 'Vida mía, estoy seguro que el Señor nos ha dejado esta batalla porque sabe que somos capaces de ganarla, que tú y yo somos fuertes, que no nos vamos a rendir y que, además, nuestro motor para la lucha va a ser nuestra Fe en Él'", continúa la carta.
    En ese momento, Ignacio le dijo a su esposa que presentía que iban a "sufrir mucho, que sería muy duro y probablemente muy largo, pero también te garantizaba que por muy duro que fuese, más tarde yo me iba a encargar de que fueras la persona más feliz del mundo que hubiera sobre la tierra, que todo esfuerzo merecería la pena, que disfrutaríamos de nuestra hija, y que nos teníamos que preparar para un tiempo indefinido y horrible. ¡Ganaremos vida mía, ganaremos!".
    "Hoy, nos queda lo más difícil: buscarle sentido a todo esto que nos ha pasado. Por muy raro que le parezca a todo el mundo, estoy seguro de que el Señor nos ayudará a encontrárselo. A mí ya me está ayudando estos días, no me deja solo, se ha empeñado en no soltarme y en cuidarme. ¡Le necesito! A ti, te dará mucho más amor del que yo pudiera darte jamás. Además, estoy seguro que te tiene reservado un lugar muy especial en el cielo, ese lugar donde muy pocas personas pueden ir, y donde espero, haya un sitio pequeñito donde yo pueda acompañarte algún día. Siempre supe que mi compañera de vida era alguien muy especial, y espero que tanto Barbarita como yo sepamos honrarte como te mereces", añade. 
    "GRACIAS por habernos querido tanto. A tu familia y amigos, a tu hija y también a mí. Nos has dado una lección de AMOR. Con tu lucha estos dos años nos has demostrado el amor más inmenso que podría imaginar. Algún día Barbarita y yo nos miraremos y diremos juntos: ¡Qué orgullosos estamos de Mamá!, por ahora lo diré yo: ¡Qué maravillosa eres! ¡Estoy muy orgulloso de ti, reina mía! GRACIAS VIDA MÍA. Te echaré de menos cada día que yo esté aquí. TE AMO. Tu eterno marido", concluye.


    Mamá del corazón (historia de adopcion)


    Se enamoró de aquél bebé en cuanto lo vio. Marisa había luchado tanto tiempo por tener un hijo, primero por quedarse embarazada y luego por conseguir una adopción, que en cuanto colgó el teléfono se recorrió medio mundo para encontrarse con su bebé. Y en cuanto tuvo el bebé en sus brazos comenzóla historia de amor más bonita de su vida.

    El amor que vence a las dificultades

    Desde el primer momento le dijeron que había un problema con aquél bebé. El bebé había sido abandonado en el orfanato tan pequeño porque estaba enfermo, una de esas enfermedades raraspara las que ninguna madre está preparada y totalmente imposible de afrontar para una madre adolescente sin recursos. Pero a Marisa no le importó. Porque era su oportunidad para cumplir su sueño de ser madre.
    Más que sueño, era una necesidad. Marisa se había pasado media vida intentando tener un bebé, con tratamientos de fertilidad tan costosos económica y emocionalmente. Decepción, fracaso y agotamiento habían sido los frutos de todos esos tratamientos, mientras varias parejas habían pasado por su vida y se habían alejado incapaces de soportar tanta frustración.
    Y Marisa necesita ser madre, porque tenía mucho amor para dar. Así que finalmente se decidió por la adopción, que también era un camino muy tortuoso de plazos, burocracia y espera, pero que podía hacerlo sin necesidad de torturar su organismo una vez más y sin contar con ninguna pareja. No, no le importaba para nada ser madre soltera. Como tampoco le importaba que su bebé estuviera enfermo. Porque ahora ya tenía un bebé en sus brazos.

    Amor incondicional de una madre

    Poco importa la biología cuando hay sentimientos tan fuertes de por medio. Marisa vio al bebé y supo que iba a quererlo por siempre. Supo que acababa de ser madre y la felicidad fue tan completa como la de cualquier madre. Si el bebé estaba enfermo o no, no interfería para nada en ese lazo indestructible que se acababa de crear entre madre e hijo.
    Marisa protegería al bebé, le cuidaría y de rodearía de todo el cariño que necesita cualquier niño. Juntos superarían cualquier adversidad, juntos lucharían para vencer la enfermedad, porque Marisa tenía ahora toda la energía del mundo para volcarla en su bebé. En el bebé y en su bienestar. Y así volvió a Marisa a su mundo, convertida en una feliz madre coraje dispuesta a luchar por la salud de su hijo.
    Madre e hijo convivían con la enfermedad, la atajaban cuanto podían y la olvidaban las más de las veces. Porque vivían en una burbuja de amor en la que el bebé paso a ser un niño feliz y más tarde un adolescente también feliz. Una vida feliz venciendo las dificultades gracias al amor incondicional de una madre convencida de su papel.

    Del final al principio de una historia de amor interminable


    En esta historia todo comienza al revés, del final hacia el principio de un amor interminable y como el Viaje a la Semilla que dibujara un día nuestro Alejo Carpentier.
    La hija acaricia el pelo blanco de la madre y observa el candor de las canas que fueron palideciendo cada año con el esfuerzo por hacer de su familia el mejor lugar posible. Han pasado tanto juntas: los tiempos difíciles de los noventa, la crianza de los hijos que le dicen abuela, la segunda boda, el divorcio tras el primer amor.
    Por el momento disfruta tenerla este día de las madres y no importa si está ausente, si de nuevo le ha dado por colorear o si olvida el nombre de su hija.
    Ahora toma la cuchara con el puré de malanga y atina a hacerle el avioncito hasta que encuentra el blanco.
    Después limpia cada centímetro del rostro, la llena de lunares de talco y la vuelve a acostar.
    Hace unos años no estaba así y su madre era la fuerza impulsora de la casa. Primero el desayuno bien temprano en la mañana, calentaba el agua para los nietos, planchaba el uniforme y despedía al esposo antes de partir para el trabajo.
    Cuando la niña estaba en la Universidad no faltaban los vestidos para estrenar los fines de semana, porque pasaba horas atada al ritmo del pedal de la máquina de coser. Siempre tenía dulces en el refrigerador para cuando llegara del preuniversitario y nunca falló a una visita de la escuela al campo.
    El primer amor despertó un poco de celos y por mucho tiempo se las dio de chaperona. Después se convirtieron en amigas inseparables, confidentes de algunas locuras que debían ocultarle al papá.
    Para la primera menstruación, allí estaba ella con la sonrisa de quien lo domina todo, dueña de esas explicaciones que solo sabe dar mamá.
    Pero nada como se voz inconfundible en las noches de lluvia y los cuentos que leía a la hora de dormir. Con ella gozó de una infancia bella, llena de inocencia y no entiendo cómo hizo para ocultar los altibajos de la economía familiar. A ella le debe el primer excelente en la primaria y los mejores momentos del preescolar.
    Mientras la tuvo en el vientre todo resultaba incómodo, lavarse los pies constituía un acto de heroicidad. Desde ese momento, olvidó como lucía el pelado de moda y su cuerpo dejó de ostentar aquella cintura de avispa que todos le envidiaban.
    Pero cuando supo que anidaba una hija en su vientre renunció a  pensar en singular para vivir por las dos. Nunca buscó recompensas, pero por ciertos azares de la vida, siempre supo que esa criatura que reposaba como un óvulo en su útero, iba a acariciar su cuerpo anciano y aunque sus oídos sordos y olvidadizos no entendieran nada, ella estaría ahí, muchos años después, para mimarla y en forma de recompensa susurrarle al oído: ¡cómo te quiero mamá!.

    Lucian, el bebé discapacitado que salvó la vida sonriendo en 3D




    No es de extrañar que los abortistas tengan terror a los avances científicos. Uno de los factores que más ha ayudado a salvar vidas del aborto es la visión del hijo en el seno materno.
    Los casos son cada vez más numerosos. El Daily Mail nos cuenta la historia de Katyia Rowe, «desoladada cuando le dijeron que su hijo padecía tales malformaciones cerebrales que su vida sería muy corta». Le instaron a que considerase acabar con el bebé.
    En una de las ecografías 3D –esas que odian tanto los abortistas– Katyia vio en tiempo real cómo su hijo sonreía, hacía globitos, pateaba y gesticulaba con los brazos. No pudo hacer otra cosa que lo que hizo, quererle y ponerle nombre: Lucian. Por encima de todas las dificultades que se le venían encima: sabía que no hablaría, no caminaría. Necesitaría cuidado 24x7.
    Murió a los 9 meses, a las pocas horas del parto, pero como dijo su madre:
    Si podía sonreír, jugar y sentir, entonces, a pesar de su discapacidad merecía disfrutar de la vida que le quedaba. Por corta que fuese. Que su vida fuese más corta o diferente no quería decir que no mereciese la pena.
    Mientras estuviese libre de dolor me prometí disfrutar de él, dentro o fuera de mi, todo el tiempo que fueses posible.
    Para ello tuvo que sobreponerse a las terribles cosas que le decían durante el embarazo, a lo que siempre respondía, como si estuviese recordando su cara en el monitor 3D, que su vida era maravillosa y similar a la de cualquier otro bebé: una alegría.

    jueves, 23 de enero de 2014

    Un bella historia de porque lloran las mujeres.


    - ¿Por qué lloras mamá? – le preguntó un niñito a su madre.
    - Porque soy mujer. – le contestó ella.
    - Pero, yo no entiendo!!! – dijo el niño.

    Su madre se inclinó hacia él y abrazándolo le dijo:

    - …Y nunca lo entenderás mi amor.

    Más tarde el niñito le preguntó a su papá:

    - ¿Por qué mamá llora a veces sin ninguna razón?

    - Todas las mujeres lloran siempre por ninguna razón… – fue todo lo que el padre le podía contestar.

    El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre, preguntándose aún ¿Por qué era que las mujeres lloraban sin razón?

    Un día el niño convertido en un hombre se arrodilló y le preguntó a DIOS:

    - DIOS… ¿Por qué lloran tan fácilmente las mujeres?

    Y DIOS le contestó:

    - Cuando hice a la mujer tenía que crear algo especial. ¡Hice sus hombros lo suficientemente fuertes, como para cargar el peso del mundo entero, pero; a la vez lo suficientemente suaves como para confortarlo! ¡Le dí una inmensa fuerza interior, para que pudiera soportar el dar a luz y también hasta el rechazo, que muchas veces proviene de sus propios hijos!

    Continuó:

    - ¡Le di la fortaleza que le permite seguir adelante, cuidando de su familia, sin quejarse, a pesar de las enfermedades y la fatiga, aun cuando otros se rindan! ¡Le di la sensibilidad para amar a sus hijos, bajo cualquier circunstancia, aun cuando esos hijos la hallan lastimado mucho… Esa misma sensibilidad, que hace que cualquier tristeza, llanto o dolor del niño desaparezca y que le hace compartir las ansiedades, dudas y miedos de la adolescencia!

    - ¡Le di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar a su esposo de sus faltas, y la moldeé de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón! ¡Le di sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa, y también a veces le pongo pruebas para medir su fuerza y determinación para mantenerse a su lado a pesar de todo!

    - Pero Hijo… para poder soportarlo todo… ¡Le di las lágrimas y son de ella exclusivamente para usarlas cuando las necesite, al derramarlas vierte un poquito de amor en cada una, que se desvanece en el aire y salva a la humanidad!!! Es su única debilidad… es una lágrima por la humanidad.

    - Gracias Dios por haber creado a la mujer… ahora comprendo el sentir de mi madre, hermana, esposa…
    – respondió el hombre con un fuerte suspiro en sus labios.!!!!

    lunes, 20 de enero de 2014

    La sonrisa de un niño...


    El pequeño gesto de un niño es consecuencia de algo mucho más grande que él mismo. La sonrisa de un niño apenas dura unas milésimas de segundo, pero es algo que perdura por siempre. Enriquece a todos los que tienen la gran suerte de recibirla y nos hace recapacitar y sentir que vendrán tiempos mejores.
    La sonrisa es un gesto de buena voluntad, por eso la sonrisa de un niño hace aflorar su inocencia y bondad. Es un don que poseen los de menor estatura y que proporciona una increíble fuerza vital para mover lo inamovible, para sentir esperanza y cobijo, y para apreciar toda la esencia de este mundo a veces inhóspito y poco caritativo.
    El niño reconoce a la madre por el tacto, por la forma de hablar y por la sonrisa, y cuando este la corresponde del mismo modo es capaz de mover el mundo. La sonrisa de un niño es fuente de vida, pero también es sinónimo de libertad, de añoranza y de paz.
    A los niños no les cuesta nada sonreír, no les cuesta nada hacerlo porque tan solo poseen compasión en su corazón y así lo transmiten. Quien posee la sonrisa de un niño, posee toda una fortuna pues es más hermosa que la esmeralda más grande, radiante y sublime del mundo.
    Todos deberíamos aprender de la sonrisa de un niño, ya que es la mejor fórmula para ser felices en la vida. A ellos no les cuesta nada y deberíamos emplearla ante cualquier situación dañina. Nos llenaría de positivismo y de energía y nos permitiría enfrentarnos a los obstáculos constantes de la vida, pues por muy dura que ésta sea a veces, siempre es mejor enfocarla con una pequeña sonrisa.
    Solo Dios tuvo que ser el artífice de la dulce sonrisa de un niño, pues es un gesto que refleja la ternura y misericordia que han olvidado los adultos. Y es que en el mundo, ¿puede haber algo más resplandeciente, contagioso, intenso y gozoso?
    Con la sonrisa de los niños, sonríen las estrellas del firmamento y también las plantas, sonríen los animales, los prados, ríos y montañas y el universo infinito. Con la sonrisa de un niño, sonríe el hombre incluso ante sus problemas y hasta es capaz de sonreír a su costa.

    Un niño accidentalmente le dispara a su hermanito.


    Un niño de 10 años ha sufrido la semiamputación del brazo derecho tras recibir un disparo de una escopeta que manipulaba en esos momentos su hermano de 12 años, según ha sabido elmundo.es. El trágico suceso se produjo en la casa de sus padres en el distrito de Hortaleza y todo apunta a que fue accidental.
    La Policía, que investiga lo sucedido, ha confirmado que hay dos niños involucrados en el suceso, que se produjo a primera hora de la tarde del domingo, y evita facilitar más datos al tratarse de menores de edad.
    El niño afectado, del que no se ha facilitado la identidad, fue trasladado sobre las 17.30 horas al servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón por una vecina de los afectados.
    Previamente, uno de los tíos de los menores había sido alertado de lo ocurrido y se había desplazado también a la vivienda. Al hospital acudió inmediatamente después la madre de los menores. Al parecer, el padre estaba ingresado en otro centro médico.
    Una vez en el hospital y al observar la gravedad de las heridas, los facultativos decidieron ingresar de urgencia al menor en el Hospital Infantil del citado centro médico e intervenirle quirúrgicamente. Los médicos tuvieron que amputarle el brazo derecho a la altura del codo.
    Agentes de la comisaría del distrito de Hortaleza y de la Policía Judicial, que prosiguen hoy la investigación del accidente, se desplazaron sobre las 18.00 horas al domicilio de la familia afectada tras recibir una llamada del SUMMA alertando de lo sucedido.
    Aunque elmundo.es informó en un primer momento que la policía sospechaba que los niños estaban jugando con la escopeta y se encontraban solos en la casa, la Jefatura Superior de Policía no ha confirmado este extremo.
    Telemadrid, sin embargo, ha informado de que los dos niños llevaban solos en el domicilio familiar 10 minutos cuando se produjo el accidente. Una testigo ha asegurado a la cadena que los dos niños salieron a la calle y el mayor de ellos dio el alto al coche de una vecina para que los llevara al hospital.

    Un niño ante la muerte, ¿Como le explicamos lo que sucedio?



    El concepto de muerte es abstracto y complejo, de ahí que la forma para abordarlo y para su comprensión depende de aspectos tales como
    · la edad,
    · la cultura,
    · la educación,
    · la sociedad
    · y la religión.
    Asimismo se encuentran implicados aspectos emocionales no sólo para los niños y adolescentes, sino para los adultos.
    La realidad de la muerte de un ser querido es difícil de aceptar no sólo para el niño sino para un adolescente y un adulto. En un niño puede existir aún un pensamiento mágico y egocéntrico que intente explicar la pérdida, por lo que en ocasiones el niño puede pensar que debido a algo que él hizo, este ser querido murió.
    ¿A qué edad puede comprender un niño qué es la muerte ?
    Un niño menor de 5 años, aún no entiende tres componentes fundamentales de la muerte que son:
    · La muerte es irreversible, definitiva y permanente.
    · La caracteriza por la ausencia de las funciones vitales.
    · La muerte es universal (todos debemos morir).
    Es por ello que consideran a la muerte un estado temporal como el dormir o marcharse, que aún pueden escucharnos o vernos o bien que ellos o sus padres nunca van a morir.
    Se considera que alrededor de los 5-7 años se establece el concepto de muerte, aunque aún "rudimentario". En general tanto los niños como de edad preescolar y escolar necesitan que se les participe del problema brindándoles información correcta y sencilla, que deberá ser acompañada de apoyo emocional, tal como seguridad y comprensión para afrontar la pérdida.
    Nuestro hijo comenzará a utilizar la palabra muerte, muerto, matar, murió, etc., bastante antes de comprender el sentido del concepto. Un niño que juega con su revólver puede imitar a otro repitiendo : "Te mataré, bang". Otras veces dirá "ahora te toca a vos matarme". Estará utilizando esas palabras simplemente para describir un juego. Carece del concepto de muerte o e matar antes de los dos años y medio.
    Aún entonces, la muerte sólo cobra significado para él si alguien a quien conoció, alguien que "estaba ahí", de pronto desaparece. No determina una gran diferencia el hecho que se trate de una vecina, un perro o un tío. Aun cuando un niño tenga tres o cuatro años es habitual que tome conciencia de la muerte un día específico en el que alguien muere. Es entonces cuando por primera vez toma conciencia del concepto de muerte y reacciona. Por lo común, su reacción se expresa a través de una serie de preguntas.
    · ¿qué quiere decir "muerto"?
    · ¿por qué el doctor no puede arreglarlo?
    · ¿dónde se fue la tía Mariela cuando murió?
    · ¿dónde está ahora?
    · ¿cómo llegó allí?
    · ¿podés hacer que viva de nuevo?
    · ¿cuando morirás?
    · ¿cuándo moriré yo?
    La curiosidad de nuestros hijos acerca de la muerte es un problema que resulta difícil de manejar ya que el niño está tratando de comprender un concepto abstracto en términos muy concretos. Quiere saber cosas específicas acerca de la muerte. Cuando le contestamos, las respuestas lo ponen muy ansioso porque todos los pequeños, normalmente egocéntricos, están preocupados por el tema en relación con su propia persona.
    Es mejor responder las preguntas de los niños y no evitarlas.
    Les cuesta comprender el hecho que alguien pueda hacer cosas y de pronto no hacerlas nunca más.
    Otra manera de responder el tema de la muerte podría ser así :
    El abuelo Coco no podrá hacer cosas nunca más, porque se termino y no lo podrán arreglar. Ni siquiera del doctor lo puedo arreglar de nuevo. Recordemos decirle que todos nos sentimos tristes, porque el abuelo murió, ya que lo extrañaremos mucho. Es adecuado expresar nuestra aflicción en ese momento, especialmente si la persona es muy allegada. Es beneficioso que el niño comprenda el dolor y pueda expresarlo en el momento adecuado. Si nuestro hijo nos ve apenados, eso le ayudará a valorar la vida. Si hablamos de la muerte sin expresar pena podemos estar transmitiéndole al niño la idea de que la persona muerta no sólo era insignificante sino que tampoco será extrañada.
    Debe saber también que es importante expresar pena simplemente es una reacción sana ante la muerte.
    Recordemos que cuando nuestro hijo se enfrenta por primera vez a la idea de la muerte está preocupado por la posible muerte de sus propios padres. Teme ser dejado solo. Si nos pregunta ¿cuándo morirás ? lo más apropiado es responder "No moriré hasta dentro de mucho, mucho, mucho, mucho .......mucho tiempo. Para dar al niño la idea de que nuestra muerte no está prevista para un futuro inmediato. Advirtamos que no negamos que ocurrirá. Cuando nos pregunte cuándo morirá él, no le podemos negar puesto que se trata de un hecho indiscutible, pero cuando el mismo argumento diremos que de que no morirá por un largo, largo período de tiempo. Si tenemos creencias religiosas nos pueden servir para manejar las preguntas desde ese lugar.
    ..........................................................................................
    UNA MIRADA DIFERENTE...
    Todos los niños están interesados en la muerte; es una de las curiosidades más naturales. Pero en lugar de responderles, porque todas las respuestas serán falsas, digamos que no sabemos, que ya veremos cuando nos muramos, que la muerte es una de las cosas que no se puede decir nada excepto una cosa : regresamos a casa, que volvemos al mismo lugar de donde hemos venido. Es como si un pájaro entra en una habitación por una ventana, aletea durante unos segundos y escapa por otra al exterior. Nosotros sólo sabemos del pájaro cuando está en la habitación. No sabemos de dónde viene; no sabemos adónde va. Lo único que conocemos es ese pequeño lapso de tiempo. Mientras el pájaro estaba en el interior de la habitación. 
    Hagamos consciente al niño del misterio. En vez de darle una respuesta es mejor hacer consciente al niño del misterio que le rodea, de modo que empiece a sentir más asombro, a tener más capacidad de maravillarse.
    Osho, filósofo hindú
    .........................................................................................
    LOS NIÑOS Y LA PENA POR LA MUERTE
    DE UN SER QUERIDO
    La reacción de un niño por la muerte de un ser querido es muy diferente a la reacción de las personas mayores. Los niños de edad pre-escolar creen que la muerte es temporal y reversible; esta creencia está reforzada por los personajes en dibujos animados que se "mueren" y "reviven" otra vez. Los niños de entre cinco y nueve años comienzan a pensar más como los adultos acerca de la muerte, pero todavía no pueden imaginarse que ellos o alguien que ellos conozcan pueda morir.
    Al choque y a la confusión que sufre el niño que ha perdido su hermanito, hermanita, papá o mamá se le añade la falta de atención adecuada de otros familiares que lloran esa misma muerte y que no pueden asumir adecuadamente la responsabilidad de cuidar al niño.
    Los padres deben de estar conscientes de cuáles son las reacciones normales de los niños ante la muerte de un familiar, así como de las señales de peligro. De acuerdo a los psiquiatras de niños y adolescentes, es normal que durante las semanas siguientes a la muerte algunos niños sientan una tristeza profunda o que crean que el ser querido continúa vivo. Sin embargo, la negación a largo plazo a admitir que la muerte ocurrió o el evitar las demostraciones de tristeza no es saludable y puede resultar en más problemas severos en el futuro.
    No se debe obligar a un niño que está asustado a ir al velorio o al entierro, sin embargo, se recomienda que se les haga participar en alguna ceremonia como, por ejemplo, encender una velita, decir plegarias o visitar la tumba.
    Una vez que el niño acepta la muerte, es normal que manifieste su tristeza de vez en cuando a través de un largo período de tiempo, a veces en momentos inesperados. Sus parientes deben de pasar todo el tiempo posible con el niño y hacerle saber bien claro que tiene permiso para manifestar sus sentimientos libre y abiertamente.
    Si la persona muerta era esencial para la estabilidad del mundo del niño, la ira es una reacción natural. Esta ira se puede manifestar en juegos violentos, pesadillas, irritabilidad o en una variedad de otros comportamientos. A menudo el niño se mostrará con enojo hacia los miembros sobrevivientes de la familia.
    Después de la muerte de un padre o una madre, muchos niños actuarán como si tuviesen menor edad. El niño temporeramente actúa de manera más infantil exigiendo comida, atención, cariño y habla "como un bebé".
    Los niños más pequeños creen que ellos son la causa de lo que sucede a su alrededor. El pequeño puede creer que su papá, abuelito, hermano o hermana se murió porque él una vez "deseó" que se muriera. El niño se siente culpable porque cree que su deseo se "realizó".
    Algunas señales de peligro que hay que OBSERVAR:
    · un período prolongado de depresión durante el cual el niño pierde interés en sus actividades y eventos diarios;
    · insomnio, pérdida del apetito o el miedo prolongado a estar solo;
    · regresión a una edad más temprana por un período extendido de tiempo;
    · imitación excesiva de la persona muerta;
    · decir frecuentemente que quisiera irse con la persona muerta;
    · aislamiento de sus amiguitos; o
    · deterioro pronunciado en los estudios, o el negarse a ir a la escuela.
    Estos síntomas de aviso pueden indicar que se necesita ayuda profesional. Un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar al niño a aceptar la muerte y asistir a los sobrevivientes para que ayuden al niño durante el proceso de pena y luto.
    LA MUERTE DE UNO DE LOS PADRES
    Tan sólo si se pudiera revivir al padre muerto se podría disminuir el trauma experimentado por el niño. Al mismo tiempo sentirá enojo, en especial por el padre que lo ha abandonado. Como los niños creen que los padres pueden hacer todo lo que quieren, el pequeño puede sentir que es como si el padre muerto hubiera elegido morir. Sin importar la cantidad de veces que usted, en medio de la aflicción, le explique que no es así, su hijo albergará profundos sentimientos de enojo y resentimiento. Para complicar aun más las cosas, puede experimentar culpa. Muchos niños experimentan sentimientos de ambivalencias hacia sus padres en un momento u otro y pueden incluso desear que uno de los padres desaparezca o se muera, por ejemplo, cuando es castigado. En ciertas etapas del desarrollo el niño siente que sus deseos pueden transformarse en realidad. Pueden entonces sentirse muy culpables si durante esa etapa particular de su vida uno de los padres muere realmente. Resulta comprensible que sienta culpa en esas circunstancias.

    domingo, 19 de enero de 2014

    Historia de madre Adolescente.


    Cuando conoci al q ahora es mi maridin tenia 15 años y el 19. Desde el momento en q nos conocimos nos enamoramos el uno del otro hasta tal punto q cuando llevamos un año juntos decidimos q queriamos tener un bebe!! Tardo 6 meses en llegar y yo cada mes me desesperaba mas cuando me bajaba... justo el dia q cumpliamos un año y medio juntos me hice un test porque llevaba una semana de retraso y... Positivo!! Al dia siguiente se lo dijimos a mi madre y, aunque al principio no podia reaccionar, nos dijo q ella nos apollaria en todo...lo mas dificil fue decirselo a mi padre, cuando porfin se lo dijimos estuvo dos meses sin hablarnos hasta q vio la primera ecografia de su primer nietecito, se puso a llorar como un niño chico y me abrazo!! Mis suegros se lo tomaron muy bien.
    Poco a poco mi barriguita iva creciendo y la gente empezaba a decirme cosas como q ya no podria salir, q me habia perdido la juventud, q q irresponsabilidad...y asi solo me decian cosas feas!! Pero yo ni caso, seguia con mi barriguita tan feliz. Al poco tiempo nos fuimos mi chico y yo a vivir juntos. 
    En las 20 semanas nos dijeron q era un varoncito!! Mi niño!! Mi Javier!! Estaba en una nube!! Tuve un embarazo precioso, sin ninguna complicacion y sin ningun sintoma, sabia q estaba embarazada porque la pancita iva creciendo!! 
    Poco a poco se iva acercando la hora del parto y yo cada dia mas nerviosa!! Pues llego el miercoles 24 de septiembre de 2008 y me empezaron las contracciones a las 5 de la tarde aunque eran muy suaves y totalmente soportables asi q decidi esperar a q llegara mi maridin del trabajo. Llego a las 19:30 y se lo dije. Nos duchamos y plofff se me rompio la bolsa!! Salimos para el hospital con mi madre y cuando llegamos me dicen "tu vienes muy tranquila para estar de parto, te vamos a mirar pero seguro q te mandamos a una habitacion" cual fue la sorpresa cuando me miran y estoy de 4 cm dilatada!! Y yo sin enterarme!! Me dicen q si quiero la epidural y les dije q si porque ya empezaban a picar bastante.... Total q mi niño nacio a las 7:40 del 25 de septiembre del 2008 con 4 kg y 54 cm y era (y es) un niño precioso y sano!!
    Bueno hoy en dia mi niño tiene 2 añitos y medio y es el amor de mi vida. Reconozco q al principio fue duro, el no dormir por las noches, cuando le dieron los colicos del lactante, cuando lloraba y yo no sabia q le podia pasar...pero ahi emos estado su mama y su papa siempre para q no le falte de nada, sobre todo nuestro amor y cariño!!
    Y eso q dicen "ya no podras salir mas" por que?? Por tener un hijo?? Yo e ido a donde e querido pero con mi niño, he viajado, he ido a todo lo q e querido pero con mi niño por delante!! Vale ya no he podido ir a discotecas...pero os aseguro que prefiero ir a un parque con mi niño!!
    Y os aseguro q nunca, ni un solo segundo de mi vida me he arrepentido de la decision de tener a mi hijo!! Es lo mas bonito q me a podido pasar!! Y ahora cada vez q me dice "te quiero mucho mami" me siento aun mas orgullosa de ser MADRE ADOLESCENTE!!
    Ahora tengo 20 años y estoy de nuevo embarazada de 21 semanas y espero una niña!! Mi Sara!! Tambien ha sido buscada y deseada y tengo la misma ilusion q de mi niño!!

    Bueno menudo rollo os e soltado pero queria decir desde aqui q si te encuentras preparada para ser mama no importa la edad, ya tengas 16, 21, 30 o 40 es lo mismo, la edad no influye en lo responsable q seas.

    Vivencia de un niño de la calle.


    La historia que voy a contar está basada en hechos reales. Pasó en un pequeño país al sur de Europa. Es la historia de un niño que nace en el seno de una familia pobre y humilde. Era todavía un recién nacido cuando es abandonado por sus padres ya que padecen de alcoholismo y son los abuelos maternos los que se hacen cargo del cuidado del retoño.
    Los abuelos eran tan pobres que no tienen recursos para cuidar a su nieto. La casa donde viven no reune condiciones de habitabilidad, es tan pequeña que no llega a diez metros cuadrados. No tiene luz eléctrica, sólo tienen una pequeña lámpara de petróleo para alumbrar cuando cae la noche. No tienen agua potable, la tienen que traer en un cubo de una fuente que está bastante apartada de la casa. El hogar familiar lo componen: "el jefe de la familia, tres miembros más y el recién llegado" Uno de los miembros muere a causa de una enfermedad incurable, otro de ellos entra en la cárcel por un delito de hurto.
    El niño, raquítico, no tiene nada que llevarse a la boca, únicamente, lo que le van dando sus vecinos, y el cariño que recibe de su abuelos. Todavía recuerda episodios que le habían pasado en la infancia con tan sólo cuatro años edad: cuando su abuelo le sacaba a pasear por las calles del pueblo y al pasar por la iglesia, se asustaba de los sonidos de las campanas al anunciar éstas el comienzo de los actos de culto en la parroquia y se escapaba de la mano de su abuelo, lejos del lugar, buscando un refugio seguro, pensando que las campanas le iban a caer encima de su cabeza.
    Tampoco le gustaba entrar en la casa de socorro. Cuando veía al hombre de la bata blanca, se le descomponía la cara, se echaba a temblar de miedo y no dejaba al practicante pincharle, a la hora de poner una inyección o una vacuna. El personal sanitario se veía obligado a emplear la fuerza para calmar los ataques de nervios que le entraba al niño.
    También en otra ocasión, se escapó de la casa de socorro, cuando se hizo una herida en la cabeza, con una piedra jugando con otros niños, y no se dejó curar por el personal facultativo y la herida tuvo que cicatrizar sola. Se tiraba días y días con la ropa rota y manchada de sangre porque no tenía otra muda para poder cambiarse. En cierta ocasión, un vecino suyo se lo llevó en coche, "Era la primera vez que se montaba en un coche" a un mercadillo ambulante (rastrillo) que estaba en otro pueblo y le compró un traje y unas alpargatas. El niño se puso loco de contento y feliz. Por primera vez, le habían comprado ropa nueva.
    Alguna veces, se escapaba de casa, sin avisar a sus abuelos, en compañía de sus amigos. Bajaban al río a aprender a nadar. No le daba miedo el agua. Aprendió a nadar muy joven cito, era una prueba de supervivencia. Los chicos mayores mayores obligaban a los más pequeños lanzarse al agua y de esta forma fue como aprendió a nadar. Algunas veces su abuelo se enteraba que bajaba al río, se ponía furioso y le regañaba y le hacía ver, el grave peligro que corría bañándose en el río.
    Este niño siempre iba sucio por la calle. Nunca se aseaba. Siempre con el pelo greña y pulgoso. Era una criatura de la calle, rebelde, travieso, inquieto por la situación que vivía en su entorno familiar.
    Desde temprana edad, todavía no había cumplido los seis, años tenía que ayudar en las tareas del hogar a sus abuelos jubilados y enfermos de tuberculosis, a buscarse la vida para que no falte el plato de comida en la mesa. Todos los días, tenía que andar tres kilómetros ida y vuelta, con una bolsa y una fiambrera a recoger la comida a una casa de caridad que repartía comida a los pobres. La comida de invierno se calientaba en horno de leña y la de verano con la luz solar. También con un cántaro tenía que ir a una fuente a buscar agua, recoger leña, par que no faltase en la casa, buscar chatarra de aluminio en el basurero del pueblo, para después venderla y con el dinero que sacaba de la chatarra se lo entregaba a su abuelo para comprar comida y medicinas.
    Este niño no sabía lo que era una cuna, compartía cama con sus abuelos, tampoco sabe lo que eran unas fiestas navideñas, las escuchaba por los demás niños, pero en su casa no se celebraban, no sabía lo que era un cumpleaños, nunca había tenido juguetes, jugaba con los juguetes prestados por sus amigos. Le daba envidia de no poder ser igual que los demás niños."no sabe lo que es el bienestar de un niño" Jamás tuvo un paraguas para resguardarse de la lluvia, se mojaba y secaba su ropa con su cuerpo frágil, o un abrigo para abrigarse del frío. Desde su niñez, nunca se había puesto unos zapatos, lo que tenía eran unos zuecos, que le regaló su abuelo, hechos de un tronco de madera tallados por él.
    Al niño le gustaba andar por la calle descalzo. Se cortaba los pies con cualquier objeto y no se hacía daño. Estaba acostumbrado a los golpes que se pegaba a diario. Las infecciones no existen para él. le encantaba engancharse en la cola de los tranvías, cuando estos estaban en marcha, para no pagar el ticket.
    Este niño que iba creciendo en la calle, curtido de tanto sufrimiento y dolor, con sólo ocho años, se le viene la desgracia encima, por el fallecimiento de su abuelo, al que más quería en este mundo. Estaba muy unido a su abuelo y orgulloso por haber compartido con él, en esta corta vida momentos felices y agradables, había sido su compañero, amigo, también su consejero.
    Su abuela no le podía cuidar, por estar muy enferma. Está paralítica sin poder moverse de la cama. Se queda a cargo de su custodia del niño, su tío, que acababa de salir de la cárcel y convive con su compañera sentimental, que eran dos personas malvadas y egoístas, que nunca tenían un detalle o una actitud cariñosa con el muchacho. El maltrato era permanente, le pegaban palizas a diario, se escapaba de casa porqué no quería convivir con su tío.
    Este niño, rebelde, ambulante obligado por la situación que vive, que nadie puede con él, que no sabe lo que es cariño de padre o amor de madre, que no acababa de terminar los estudios primarios por la situación que vive en casa de su tío, que no ve ninguna salida por ningún sitio, por entonces también se muere su abuela le da mucha pena, después de tanto tiempo de sufrimiento que pasó ella en una cama, sin poder moverse, debido a su enfermedad degenerativa.
    Su tío tutor le obligaba a trabajar a temprana edad, con solo diez años, como peón de albañil, arrimando el lomo a un trabajo muy duro, el de la obra, para un adolescente, cargando, con una carretilla de mano, arena, ladrillos o mezcla, también subiendo cuatro pisos, cargando en el hombro puntales para el encofrado de los pilares de la obra, legaba, al final de la jornada laboral, con las manos ensangrentadas y reventado del esfuerzo.
    Este adolescente era el único que trabajaba en la casa. cuando cobraba el sueldo, su tío se lo quitaba de las manos. No tenía ninguna piedad con el muchacho, sólo le daba el plato de comida del día. Este niño harto de la situación que vive en casa, se rebela contra su tío y su compañera, por autoritarios y egoístas, por no estar conforme con el trato de vida que llevaba de esclavo, sin libertad alguna. Tampoco le dejaba jugar con sus amigos de la infancia, sólo vive para la casa y para el trabajo.
    Un día, sin decir nada, se escapa de su casa de su tío. Con apenas trece años emprende una aventura en busca de la libertad y de una vida mejor: emigra a un país extranjero.
    Consigue su primer trabajo en una feria, en una atracción de coches de choque. Con la empresa que trabaja recoge medio país, de feria en feria y deja la empresa porque no ve futuro alguno.
    Más tarde, encuentra trabajo en una mina de carbón, como ayudante de picador. Trabajo duro el de minero. Estaba bien pagado. Había sido el mejor sueldo que había cobrado en toda su vida. Se sentía como un empleado privilegiado. Nunca había visto tanto dinero en sus manos.
    Con el dinero empezó a comprar todo lo mejor en vestimenta, gastar en sus caprichos, en alquilar un pequeño apartamento. Nunca había estado en una situación semejante.
    No sabia este niño adolescente que era un dormitorio con un armario y una cama con colchón de espuma y sábanas limpias. Tampoco un cuarto de baño con bañera y una cocina con todos sus enseres.
    Le vino a la memoria cuando era un crío en la casa de sus abuelos siempre había dormido en colchón de paja y a veces, en el suelo con una manta, porque ellos eran muy pobres. No tenían dinero para comprar una cama en condiciones.
    "Todo lo que le estaba pasando no se lo creía. Era un lujo. Siempre había vivido en la calle en la miseria, en la penuria, en el sufrimiento, en la tristeza, en el dolor" Ahora con lo que ganaba, le daba para todos sus caprichos, para vivir bien y ahorrar.
    Seguía trabajando duro. Se iba haciendo un hombre. El peligro era constante, con los derrumbamientos del carbón. Algunas veces, coge un segundo turno, para ganar un dinero extra. Se iba curtiendo en la mina. Ahorraba mucho dinero como minero. Después de trabajar muchos años en la mina, deja la vida de minero y ya no, le inspira mucha confianza debido a las cantidades de accidentes que ocurría en la mina.
    Se monta un pequeño negocio de hostelería con el dinero que ganó en la mina. El negocio que él administra le va muy bien, genera ganancias y con el capital que va produciendo en su pequeño negocio, lo va invirtiendo en la rama de hostelería.
    Ahora este niño hombre, luchador es dueño de una cadena de hoteles. Es joven rico y famoso. Su fortuna es incalculable. Ha sido a base de mucho esfuerzo y sacrificio. Ha valido la pena luchar para tener una vida mejor. Ha sido valiente. La calle le enseñó todo. a ser fuerte, luchador, emprendedor y a no tener miedo a la vida.
    Hoy es un hombre feliz, comprensivo, bondadoso, generoso. Todas las penurias (miseria, hambre y frío) que pasó en su infancia, no se le olvida y se le quedó marcado en su interior y en su corazón.
    Sabe que sus padres aún viven. Tampoco le guarda rencor a nadie. La vida da muchas vueltas. Le ha venido así de dura. Es la realidad, le tocó pasar un trago duro en su infancia, pero también la vida lo compensó de todo el sufrimiento que le tocó vivir.
    Éstas son las vivencias de un niño de la calle que tiene unos grandes recuerdos de su abuelo y una frase que le repetía muchas veces y que se le quedó grabada en su cabeza: "No te preocupes, hijo que algún día, la vida te sonreirá y serás el niño más feliz del mundo" Que descanse en paz Don Francisco que así se llamaba el abuelo del niño.