jueves, 27 de febrero de 2014

auch


lunes, 24 de febrero de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tú, yo, la prueba de nuestro amor..

Tú, yo, la pruebade nuestro amor..


Un hijoo..

Un hijo no es un error <3

Mamá... tengo un oso de mi altura


Mononaa


Duerme angelito...


Padre e hijo...

<3 <3

el bello retrato del amor


Ternura en palangana


Ternurita!!


I love dad


Hermanitos!


jueves, 13 de febrero de 2014

La comunicación con nuestros hijos..

Si quieres que tu hijo comparta contigo su vida, comparte con él también la tuya.
La comunicación con nuestros hijos, la que echamos de menos cuando estos son adolescentes y se aíslan en su cuarto respondiéndonos con monosílabos, se gesta desde que son pequeños.
No solo preguntándole cómo le ha ido el colegio, que notas ha sacado, qué ha comido o qué problemas ha tenido. Por supuesto que esto está bien. Pero no solo… La comunicación se da cuando dos personas comparten algo y no solo cuando una pregunta, por más que sepasescuchar.
Se gesta cuando le explicas cómo te ha ido el día. Cuando le describes, de forma adaptada a su edad (sin trasmitirles preocupaciones pero sí curiosidad y ganas de participar), los problemasque te has encontrado y cómo los has resuelto o piensas resolverlos; las cosas que te han salido bien: cómo te has sentido cuando has discutido con tu compañero o cuando te han dado lasgracias; lo mejor y lo peor de tu día…
Se trata de despertar en ellos la necesidad de escuchar y de interesarse por los demás.Compartir con ellos tu día a día será el modelo que utilizarán para compartir el suyo.
Cuando llegues a casa, cuando lo recojas en el colegio…, no empieces con interrogatorios. Comienza con un “¿Nos contamos cómo nos ha ido el día? ¿Quién empieza? ¡Tengo muchas ganas de explicarte cómo me ha ido hoy…!


¡Adiós pañales!

Dejar los pañales es todo un logro para tu bebé, pero para que pueda hacerlo satisfactoriamente necesita de tu apoyo. Aquí encontrarás algunos consejos que te doy desde mi experiencia como madre.
Dejar el pañal es un hito muy importante en la vida de tu bebé, es parte de su desarrollo y crecimiento. Lo que debes saber es que antes que esto suceda te entregará ciertas señales que indicarán el momento adecuado para poder incentivarle y apoyarle para dejar atrás esa etapa.

Cada bebé tiene su tiempo

En primer lugar debes tener en cuenta que todo bebé tiene sus propios tiempos. Olvídate de comparar a tu bebé con otros, todos los niños maduran a diferentes edades, por lo que si el bebé de tu amiga dejó los pañales y el tuyo no lo ha hecho, no quiere decir que algo anda mal, simplemente no es su tiempo para hacerlo.

También puede que escuches a muchos decir que es mejor comenzar con esta tarea en primavera o verano, sin embargo, muchos niños aún en invierno comienzan a dejar los pañales por iniciativa propia. Como decía: cada bebé tiene sus propios tiempos, aprende a respetar pacientemente este hecho.

¿Cómo reconocer si mi bebé está listo para dejar el pañal?

En mi experiencia, si tu bebé está listo para decir adiós al pañal, te mandará algunos mensajes de manera cotidiana que debes estar preparada para leer:
  • Camina solo. Lo primero que debes tener en cuenta es que si tu bebé está listo para dejar el pañal, debe ser capaz de desplazarse solo para poder llegar a tiempo al baño.
  • Manifiesta estar incómodo con el pañal. Aunque el lenguaje verbal no sea muy claro, tu bebé te da a entender que se siente incómodo con el pañal sucio.
  • Pasará por 3 etapas. En primera instancia demostrará estar totalmente incómodo con el pañal sucio, luego pasará a la segunda fase en que avisará que se está mojando y finalmente logrará anticipar el hecho (expresándose de diferente manera).

¿Cómo ayudar a mi bebé en esta etapa?

Una vez que tu bebé atraviesa las etapas antes descritas, es el momento para aplicar algunos "trucos" que pueden ayudarle en esta etapa de desarrollo. Déjame compartir contigo algunos de los trucos que yo apliqué cuando mi hijo estaba dejando los pañales, quizás puedan servirte a ti en esta cruzada:

1. Compra un orinal (bacinica) infantil de colores o bien de algún dibujo animado que le guste a tu bebé. Hazle saber que le pertenece y propicia que se familiarice con él. Hoy podrás encontrar bacinicas con música, formas divertidas, de colores y todo lo que imagines.

2. Separa ropa para este proceso. Vivir esta etapa es algo cansado. Tienes que saber que tu hijo ensuciará más ropa de lo normal, por ello te recomiendo que apartes algunas prendas que él pueda usar durante este proceso. No vale la pena que gastes dinero en ropa nueva si en los primeros días de este aprendizaje solo durará un par de minutos puesta y limpia.

3. Guíalo. Esto es una experiencia nueva, desconocida y que puede resultar aterradora para muchos niños. En mi caso, mi hijo no lograba entrar al baño, por lo que tuvimos que recurrir a métodos muy ingeniosos para que se sintiera seguro en este lugar. Muéstrale el paso a paso: desde bajarse la ropa, hasta cómo sentarse sin sentir miedo.

4. No lo regañes. Habrán días más difíciles que otros, pero deberás cultivar la paciencia. Si regañas fuertemente a tu hijo por no llegar a tiempo al baño, lo más probable es que no puedan realizar fácilmente esta tarea juntos y tengan que comenzar a batallar con otros problemas. Recuerda que es un periodo muy importante en su desarrollo, en el cual él aprende a tener control sobre sí mismo. Anímalo en lugar de regañarlo y verás como se siente cada vez más seguro.

5. Elógialo. Cada vez que logre ir al baño, dile que lo ha hecho estupendo, que es un niño valiente y grande. Haz todo lo posible para que sienta que lo que le está sucediendo es muy bueno. Cultiva su autoestima.

6. Cuando salgas de casa, lleva una muda. Mientras aprende a ir al baño, no puedes quedarte en casa todo el día. La rutina sigue, por eso es importante que prepares un bolso con ropa de cambio para él, por si ocurre algún "accidente".

Es muy importante que tengas en cuenta que si acaso el proceso no resultó exitoso una vez, no debes deprimirte: los accidentes ocurren siempre y con amor de madre podrás intentarlo cuantas veces sea necesario. Lo importante es que tu bebé sepa que cuenta con tu apoyo en todo momento. Poco a poco tu hijo se irá haciendo un experto en el tema y comenzará a ser más independiente, así que ¡a disfrutar!
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¡Ya soy mamá! ¿y ahora que hago?

Cuando la cigüeña toca nuestra puerta la alegría es inmensa; sin embargo la noticia de ser madres puede ocasionar sentimientos encontrados ¿Estás preparada para cumplir este nuevo papel?
Siempre hay mucha emoción y algarabía en una familia con la noticia de la llegada de un bebé. Y cuando se trata del primer hijo, con mayor razón. Entonces nos preocupamos por tener todos los controles médicos, realizar actividades de estimulación prenatal, comprar la ropita, elegir la decoración del dormitorio, conseguir la cunita y un sinfín de artículos que garanticen el mejor de los recibimientos. Sin embargo, muchas madres primerizas se olvidan de otros aspectos de igual o mayor relevancia cómo prepararnos psicológica, emocional, física, mental e incluso económicamente para recibir a nuestro angelito en casa. Para ello, te comparto los siguientes consejos:
  • Estar conscientes de lo que se aproxima. Muchas veces las futuras madres estamos tan ensimismadas en los cambios físicos que se producen en nuestro cuerpo y en el desarrollo mes a mes de nuestro retoño, que dejamos de lado esos otros factores. Ello no es malo, sólo hay que tener cuidado de que dejemos de prestar atención a nuestra preparación en esos otros aspectos; hay otros temas que complementarán nuestros deseos de ser buenas madres, porque nadie nació sabiendo, pero en el camino vamos aprendiendo y es mejor hacerlo antes de que el bebé llegue a nuestro hogar.
  • Buscar información. En este sentido, se hace necesario informarnos mejor sobre los cuidados de un recién nacido, como ¿Qué hacer si sufre de cólicos de gases? ¿Qué alimentos puedo comer durante la lactancia? ¿Cómo producir más leche materna? ¿Cómo limpiar el cordón umbilical? ¿Qué medicamentos básicos debe tener nuestro botiquín? ¿Qué hacer si sufre de escaldaduras o estreñimiento? y otras cuestiones que nos ayudarán a sobrellevar mejor esta etapa.
  • Escuchar a quienes saben. Las respuestas a estas interrogantes la podemos encontrar en diversas fuentes, consultando con una profesional (pediatra), escuchando la experiencia de otras madres, pidiendo consejos a nuestra progenitora y abuelas; así como informarnos en libros y en páginas especializadas en Internet sobre todo lo concerniente al cuidado de un recién nacido.
  • Recordar que el estrés nos ciega. Ello nos ayudará a disminuir el estrés cuando el bebé ya esté en casa, a interpretar mejor sus necesidades y a tener una mejor relación madre-hijo y esposo-esposa, porque el hecho de no estar preparados puede ocasionar estrés, conflictos y peleas en la pareja; además de frustración y depresión en la madre por no poder satisfacer las exigencias del nuevo integrante de la familia.
  • Prepararnos. Ser madre es un gran honor, una bendición, un privilegio y si es nuestra primera vez será la experiencia más maravillosa e inolvidable de nuestras vidas, pero si no estamos preparadas para asumirlo de forma responsable, podría tornarse, llegado el momento, en una completa odisea y un caos; pues también es sinónimo de servicio constante que puede llegar a ser agotador y desalentador para una primeriza.
Finalmente, estar bien informadas sobre las necesidades básicas de un recién nacido nos va a permitir llevar esta etapa con más tranquilidad y serenidad, y compartir nuestra función de madres con el trabajo y otras tareas de la casa, sin descuidar nuestra relación de pareja, pues ser padres no significa anularnos como personas ni como amantes y compañeros. Más bien todo lo contrario debe ser una ocasión más para compartir e intercambiar roles en el cuidado del bebé e incrementar la comunicación, el amor y la afinidad con nuestro esposo.
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domingo, 9 de febrero de 2014

Aprende a hablar el idioma de las emociones.

Lo queramos o no, para suerte o para desgracia, somos las personas que MÁS influimos en la vida de nuestros hijos. Lo que les trasmitimos (que no es solo lo que decimos) va directo al corazón. Con 4 o con 17 años.
Cuando le sobreproteges (no puedes hacerlo tu solito, cariño, papá te ayudará…), cuando le hablas con ironía, cuando le prohíbes o castigas. Por supuesto, cuando le gritas o insultas, tu mensaje no atraviesa sus oídos, como te ocurre a ti.
Tu mensaje hace un recorrido diferente y aterriza en su corazón. Y desde allí, el escucha con total claridad el eco de tu mensaje: me necesitas para hacer bien las cosas, no serás capaz, es más valioso mi tiempo que tú…
Con la mejor intención (corregir o ayudar a los hijos), los peores resultados (desgaste emocional para ellos).
Muchos ¡muchísimos! comportamientos de nuestros hijos se explican por la comunicación poco adaptativa en el hogar. Ya no se trata de falta de cariño. Ni de preocupación. Ni de ocupación. Se trata de una comunicación poco asertiva y comprensiva con las necesidades emocionales de los demás. De los hijos. De la pareja. Incluso con nosotros mismos.
Dedica un tiempo a reflexionar cómo es la comunicación de tu familia. Es así de sencillo: aprende a hablar de corazón a corazón.
Aprende a hablar el idioma de las emociones.¡Es el único que entiende tu hijo!


Hijos hiperactivos.

¡Por favor!, ¿Puedes quedarte quieto 15 segundos para que te ponga el pantalón?” Miguel (3 años) y su madre suelen empezar cada día de la misma forma. Vestirlo parece una especie de batalla campal para que el brazo entre por la manga del jersey o la pierna por la abertura del pantalón. Después viene lo de tomar el vaso de leche, con suerte sólo se mancha un poquito y no hay que volver a empezar. Un día, y otro día y otro día más. La madre de Miguel es compadecida por el resto de las madres que, cuando ella no está presente, comentan que es demasiado blanda y que lo que Miguel necesita son un par de cachetes.
Cuando las relaciones con nuestros hijos se complican y generan mucha ansiedad es conveniente consultarlo con un pediatra y plantearse la posibilidad de que exista alguna causa para estos comportamientos que no tenga que ver con la educación que le hemos dado o con la elección de una guardería poco adecuada. Una de las posibles causas puede ser el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por el déficit de atención, impulsividad y/o hiperactividad excesiva o inapropiada para la edad del niño, dificultando su desarrollo. Aunque la causa es de carácter neurobiológico , los síntomas pueden agravarse en condiciones ambientales adversas.
¿Cómo se manifiesta un Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad?
Podemos encontrarnos con un niño como Miguel que no para ni un momento o con una niña como Marta que está en las nubes. En ambos casos el problema es el mismo, pero el trastorno se manifiesta de forma diferente. Los tipos de TDAH son:
Inatento: predomina la dificultad de atención.
Impulsivo-hiperactivo: predomina la dificultad en el auto-control.
Combinado: presenta síntomas de inatención, de impulsividad y de hiperactividad.
Algunas características…
En principio, que nuestro hijo sea despistado o excesivamente movido o impulsivo no es malo (salvo para nuestra paciencia y la de los maestros). Los problemas comienzan cuando, a causa de estas dificultades, nuestro hijo con TDAH ve alterada su vida cotidiana en casa y en la escuela, y aparecen otros problemas como:
  • Roces o peleas con los amiguitos que no entienden esa forma tan efusiva de saludar o esos empujones que da porque necesita ser el primero en llegar a donde sea. De aquí pueden salir algunos problemas de adaptación en la guardería o en el parvulario.
  • Los padres y maestros agotan su paciencia y optan por los castigos que, encima del desgaste que implican, no solucionan la situación y empeoran las relaciones interpersonales.
  • Dificultades para regular el sueño o los hábitos de comer.
  • Mayor facilidad para sufrir accidentes. Cuando nuestro hijo se pasa mucho tiempo curioseando encima de una mesa es lógico que aumente la posibilidad de tener más accidentes.
  • Más pataletas y rabietas que otros niños porque lo necesita todo “¡ya, ahora mismo!”.
  • Retrasos en el habla o en el desarrollo motor.
¿Cómo saber si sólo es movido o despistado o si tiene un TDAH?
Durante la edad preescolar es difícil hacer un diagnóstico definitivo de TDAH, ya que muchas de las conductas de nuestros hijos (saltar, correr, gritar…) forman parte del comportamiento normal de la mayoría de los niños pequeños. La clave para el diagnóstico del TDAH es que los síntomas se mantengan de forma crónica e inadecuada para la edad de nuestro hijo y que dichos síntomas no sean consecuencia de otras causas. Se necesita la evaluación de un profesional clínico (psicólogo o psiquiatra infantil) que diagnostique el trastorno y determine las causas de ese comportamiento.
Para establecer el diagnóstico, el especialista necesita tanto la información de los padres, del parvulario y del pediatra como la observación directa del comportamiento del niño. Con estos datos, él puede juzgar la frecuencia y la intensidad de las conductas inadecuadas y establecer así un diagnóstico adecuado diferenciándolo de los comportamientos propios de esta edad. No es lo mismo un niño que a veces corre por el pasillo o que le gusta saltar, que otro que no sabe desplazarse sin correr y que se golpea con frecuencia por ir rápido y sin mirar.
¿Qué podemos hacer?
Actualmente se sabe que entre 1/3 y 2/3 de los niños que son diagnosticados de TDAH seguirán teniendo alguna dificultad cuando lleguen a adultos. Pero también se sabe que, aunque la causa de este trastorno es de carácter neurobiológico, los síntomas se pueden agravar si se vive en unas condiciones ambientales adversas. Por eso es importante cuidar el entorno en el que se mueve nuestro hijo y la forma cómo lo tratamos. Por eso es importante:
Sugerencias para los padres
  1. Saber cuál es el comportamiento normal del niño en edad preescolar. Pretender que un niño se comporte perfectamente en situaciones creadas para adultos (comer en un restaurante o ir de compras al supermercado) es algo irreal. Los padres han de adaptar las actividades que realizan con sus hijos a las edades de los niños.
  2. Aprender a controlar la conducta de nuestro hijos. Lograr que los niños con TDAH hagan aquello que los padres suponen que deben hacer es un reto muy difícil de conseguir. Por ello es conveniente acudir a seminarios o cursos donde se aprenden a utilizar estrategias educativas eficaces, a adecuar las expectativas a las capacidades de los niños y, a la vez, conocer a otras familias que se encuentren en situaciones semejantes y que les comprenden.
  3. Intentar conservar la calma por muy tensa que sea la situación. Antes de “perder los nervios” es conveniente respirar profundamente, contar hasta 10 y, si es necesario, retirarse un momento y regresar de nuevo para intentar solucionarlo de forma calmada.
  4. Ir paso a paso. Es mucho más razonable y menos decepcionante proponernos pequeñas metas e, incluso, intentar conseguir (y valorar) pequeños avances dentro de un mismo objetivo. Por ejemplo, si queremos conseguir que Miguel se ponga él solo el pantalón, podemos empezar porque se siente en la silla, después tendrá que meter los pies por su sitio, aprender a subírselo, aprender a abrocharlo y, ¡por fin! ponerse el cinturón.
  5. Buscar las conductas positivas. La mayoría de los padres tienden a prestar más atención a las conductas negativas de sus hijos, ya que estas son las que molestan y llaman la atención. Es muy importante descubrir a nuestro hijo haciendo algo bueno y felicitarle por ello.
  6. Cuando hay más hermanos. Cuando tenemos a un hijo que reclama la atención constante de los padres, éstos suelen dedicar menos atención al hermano más tranquilo porque corre menos peligros. Los padres se sienten mal porque no pueden descuidar a uno de los hijos pero también encuentran a faltar la dedicación hacia su otro hijo. Es conveniente buscar un tiempo especial (cuando el niño hace la siesta o está en la guardería) para dedicarse plenamente al otro hermano.
Sugerencias para los maestros
  • Procurar un ambiente tranquilo, ordenado y sin demasiados cambios. La estabilidad les ayuda.
  • El maestro ha de ser flexible; a un niño muy activo no se le puede pedir que se esté quieto en su mesa mientras se prepara alguna actividad, pero tampoco se le puede dar rienda suelta para que haga lo que quiera ya que también necesita tener límites y saber hasta donde puede llegar. Es conveniente tenerlo cerca y hacerle repetir las instrucciones en voz alta, haciéndole preguntas y felicitándole si acierta la respuesta.
  • No es extraño que los niños excesivamente activos tengan algún otro problema en las relaciones con sus compañeros. Ha de ser corregido pero siempre buscando una solución, nunca culpabilizando ni etiquetando al niño. El maestro debe valerse de sus recursos para ayudar al niño en la buena integración en el aula y la escuela.
  • El parvulario coincide con una etapa en la que hay que dar más importancia al aprendizaje del control de la conducta y de la relación con los compañeros que a las habilidades meramente académicas.
  • Todos los niños pueden destacar en algo. Si tenemos a un niño que tiene dificultades para destacar en el aprendizaje podemos ayudarle favoreciendo otras actividades que desarrollen la creatividad como las manualidades o las canciones.
Relación padres – escuela
El TDAH no es consecuencia de una educación incorrecta por parte de las familias ni por parte de los maestros. Este hecho es importante que lo asuman tanto los padres como el parvulario y que, a partir de ahí, comiencen a trabajar conjuntamente para mejorar las capacidades de los niños con dificultades, porque una buena relación entre las personas que más tiempo pasan con el niño es un factor muy importante y decisivo para su desarrollo.
Es responsabilidad de los padres facilitar información sobre el TDAH al maestro y por parte del maestro el formarse profesionalmente para dar la respuesta más adecuada a cada uno de sus alumnos.